viernes, 9 de abril de 2021

Cinco poemas de Insensata frontera, de Mercedes Gobbi


 

Publicado en 2019 por Fundíbulo Ediciones, Fiebre para saciar viene a ser la confirmación de lo que todo lector de poemas en Mendoza sabe: que Mercedes Gobbi es una de las voces más personales de los últimos cuarenta años. Los poemarios Ya no míos, En mitad de una vigilia, Flor mutante y el mencionado en el Certamen Vendimia 2001, Fiebre para saciar, son hitos en un camino de compromiso con la escritura y la libertad creadora. Para esta edición, Gobbi se rodeó artísticamente de sus hijos Melisa Benacot (en el diseño gráfico) y Holubii (en las ilustraciones). El resultado es una familia de palabras, tipografías y dibujos que corren los bordes hasta una zona impensada y feliz: «Afirmar que la frontera solamente es límite es detener la sangre y acotarla a ser solo un río que transmuta el oxígeno. Es frontera cuando se vuelve insensata, cuando desafina...», avisa en la contratapa la autora.

 


 Cinco poemas de
Insensata frontera,
de Mercedes Gobbi 


LUCHA


la telaraña es el tatuaje que la escarcha fabrica dentro
del sueño
y el hielo no alcanza a vaciar tu fiebre de noche
en el día a día que se desarma contra el humo del
cigarro y apaga la luz del hambre y encuentra
nuevas maneras de comprarse por si acaso
en el supermercado una gota
gotísima
de esperanza

*


DESOBEDIENCIA

 

la única manera de salvarme de la muerte es viviendo

POR QUÉ debo pedir disculpas por no moverme
delntro del pentagrama según órbitas previstas

por no quedarme tejiendo en una hamaca
si todavía
me queda un resto de nervio y arrebato

*

VENGANZA


es extraño el silencio que disuelve las gotas del
instante

una adivinanza terca

un laberinto que atrasa las ganas que desgaja el
puente donde no hay margaritas en el
remolino del juego

y esta ácida alegría de saberte lejano y arrojado
detrás de los malvones con disfraz de babosa

*


AÑORANZAS


he llorado esta mañana por todas las localidades de
la casa

en la cocina fue un llanto de café y pan tostado y
ausencia de pucheros
como cuando eran niños los hijos y había que correr
para que los delantales estuvieran planchados y no
se hiciera verdad el pánico recurrente que me hacía
vociferar cerca de las doce cuando descubría
que eran las doce y todos los guardapolvos estaban
en el cesto de la ropa sucia

o peor aún
estaban todavía en el dormitorio hechos un bollo
amorfo ganándole una batalla a los papeles




 

   

1 comentarios:

Gustavo Zonana dijo...

Felicitaciones por el sitio Fernando y Hernán. Hago un comentario visceral: me encantaron "Lucha" y "Añoranzas" Mercedes, posiblemente este último porque me hacen acordar a mi casa.