Presentación de la revista Serendipia N° 11. Recital de Patricia Rodón, Rubén Valle (poesía) y Jorge Martín (música).
por Paula SeufferheldLas gacetillas informaban que la presentación de la revista literaria Serendipia nº 11 sería el viernes 3 de abril, en el Museo del Área Fundacional a las 22. Incluiría, nada menos, un recital donde se reunirían
Rubén Valle y
Patricia Rodón (poemas) y
Jorge Martín (teclado). ¿La entrada? Un libro para una biblioteca popular, uno más de los gestos solidarios de
Alejandro Frías y
Lorena Puebla, responsables de esta publicación cultural.
Esa noche, todavía en su casa, esta cronista debía afrontar dos problemas: ¿qué libro llevaría?, ¿cómo llegaría al Museo del Área Fundacional desde Palmira? Miró su biblioteca: 3 volúmenes de
El Principito, regalos de distintos cumpleaños y 2 ejemplares de
El Perfume. El libro de Saint Exupery le pareció infantil, en cambio, el thriller de la Edad Media era una buena intriga, alguien sabría disfrutarlo.
Ya en el centro, esta redactora de incógnito, encontró el Museo y dio dos vueltas por la plaza Pedro del Castillo. Solo veía novias y quinceañeras sacándose fotos en las distintas fachadas del edificio. Detuvo su auto y se limitó a observar. De pronto un joven cruzó la calle con un libro en una de sus manos. Había que seguirlo. Sin que percibiera el acoso visual, el muchacho y la qu

e escribe llegaron al
bar Don Hilario casi al mismo tiempo. Al aire libre se habían dispuesto las mesas alrededor de una pérgola iluminada. Allí estaba montado el pequeño escenario donde los artistas darían su recital de poesía y música. ¿Público?, mucho. 60 personas que colmaban todas las mesas y los espacios de césped. ¿Clima? ¡Qué decir de este eterno verano! Parafraseando unos versos de la Rodón, daban ganas de dejarse estaquear por las estrellas hasta la mañana. A este marco se sumaron el vino, las empanadas y las picadas para dar consistencia, aroma y sabor a la previa de este encuentro.
Con su bonhomía y calidez marca registrada, Alejandro Frías abrió la presentación comentando las distintas secciones de la revista, hizo hincapié en las nuevas como “El duelo” que consiste en desafiar a 4 escritores para que elaboren un relato a partir de una frase disparadora y “Ayer te vi” donde distintos autores irán develando sus rostros. ¿La intención de esta sección será que las letras den la cara? El responsable de Serendipia, también contó con orgullo el interesante intercambio literario que se está gestando entre escritores mendocinos y mexicanos en el contexto de la revista y del Grupo Café Literario del D.F., “menducos” y “defianos” se conocen y publican sus materiales aquí y allá, ¿qué tal? Después de este breve paneo por la publicación, Alejandro sacó bombos y platillos para presentar a los dos poetas convocados, las estrellas de la noche.
Hacía mucho tiempo que no entrelazaban sus voces y Serendipia lo logró. ¿Exageró Frías cuando comparó este encuentro con una reunión de ex-Beatles? Cada lector-oyente del dúo habrá tenido su juicio, lo cierto es que este tipo de presentaciones rim-bom-bantes además de controvertidas son muy divertidas.

En un tono pausado, donde palabras y silencios se intercalaban con justeza, Rubén Valle leyó algunos de sus poemas. Brevedad e ingenio brillaron en “Monólogo exterior”, “Vox Populi”, “Legado”, “Darwin” y “Un poeta por día”. En este último texto el poeta revela una pesadilla: Anoche soñé con perros/se comían un poeta por día.
Patricia Rodón demostró otra vez que una voz dulce puede cohabitar con una lengua descarnada. Presentó algunos poemas de su libro inédito Colores primarios como “De pasos” y “Agua clara”.
A medida que se sucedían los poemas, algo resultaba extraño: nadie aplaudía. Incluso la Rodón, cuando escuchó el primer aplauso agradeció este gesto que ya no esperaba. ¿El público fue poco expresivo o no quiso interrumpir el fluir de las palabras que iban de un poeta a otro?
Creo
que todos los presentes optamos por el silencio que permitió que paladeáramos desde los títulos hasta las inflexiones de voz de los puntos finales. (¿Todo esto no será una sanata de esta redactora para justificar la modorra etílica de varios asistentes?).
El dúo Rodón-Valle subió tres veces al escenario. Este concierto se completó con la participación del pianista Jorge Martín que desplegó un repertorio de temas ágiles y contundentes como “Migración de pájaros”, basado en textos de El Principito (sí, el mismo libro que la que escribe no quiso donar), “Aquellos días”, “Rojo sobre rojo” y “43 puestas de sol”. El músico sorprendió al final con una tranquila canción de cuna desprovista de los toques dramáticos del resto de sus composiciones.
¿Por qué estos 3 artistas no se unieron en algún momento de la noche? ¿Qué resultado se hubiera obtenido de este cruce de fuerzas poéticas y musicales? Es algo que muchos de los presentes nos quedamos con ganas de saber.
La presentación concluyó con la venta de la revista, el pan más sabroso para aquellos que editan y escriben. Con ese manjar, 80 páginas de olorosa tinta fresca, nos fuimos del bar, borrachos y efusivos de palabras abundantes y justo vino.
Algunos poemas de los autores
Monólogo exterior
Creo en las verdades piadosas
En el tic tac de la hoja en blanco
En que uno más uno es uno
Y que poco importa si venimos de Eva
los monos o los barcos
Creo que dios es una luciérnaga en pleno día
y que los padres son magos antes que reyes
Creo que la fe es una ventana
y hay quien se tira y quien no
Quien habla un idioma propio
y quien calla en la lengua del otro
Creo en caminar por el filo de una palabra
Tropezar dos veces con el mismo poema
Y blasfemar contra las putas musas
Creo en la duda y su recompensa
Creo que creo
Creo que todo está dicho
Tanto que vale decirlo una vez más.
Rubén Valle, de Tupé (inédito)Los misterios que merecen ser salvados
El resplandor que sale de la voz de los cantantes
La confusión del adn de los muertos
La canción de una niña a su muñeca
Los poemas que se llevan como amuletos
Las cosas que se mueven en el final del viento
La asamblea que discute en el insomnio
El micrófono escondido en los secretos
El canal privado de los sueños
Las manos de los músicos
La insondable noche y las estrellas
El pie salvaje de las bailarinas
Los abrazos de los que vuelven
El silencio y su eco
Los blues que son la tristeza en su belleza
Los besos que son campanas que suenan para adentro
El goce y su pura alegría
El aire que circula entre las palabras de amor
Los ojos de las mujeres cuando se pintan los labios.
Patricia Rodón, de Estudio voyeur (2001)