martes, 1 de julio de 2025

La historia de un poema de Laura Martín Osorio




por Laura Martín Osorio
Especial para El Desaguadero

En 2020, había empezado a escribir una serie de poemas que pretendía formaran parte de un mismo libro, que tendría a diversas niñas como protagonistas. A veces me sucede así: compongo algo, luego agrego otro texto y, si consigo cierta armonía tonal, sueño con el conjunto… A finales de ese año, me mudé de casa. Fue un cambio bello y significativo, había deseo puesto allí, cada movimiento acarreaba alegría y cansancio, y desplazaba cualquier otro proyecto a un segundo plano...  

Cuando por fin logramos trasladar cada bártulo, instalar la biblioteca y descansar, pude notar que las noches sonaban distintas en esta parte de la ciudad. Dormía, sí; pero me despertaba con un chirrido metálico que no lograba identificar. ¿Rasguños, tal vez? Sí, sobre una superficie resistente. ¿Alguien pediría auxilio en la oscuridad? Sí, estaría atrapado en un espacio asfixiante, pretendiendo escalar para poder salir. Insistía. Noche tras noche, el rumor volvía. Comencé a imaginar a un ser muy pequeño que vivía en las cañerías y que me llamaba, que me buscaba en medio del silencio y yo, cobarde, no podía levantarme de la cama para salvarlo.

No sé cuántas veces se repitió esta escena hasta que descubrí de qué se trataba, no sé si una de esas mañanas escribí el poema de un tirón a modo de conjuro, o si fue después del hallazgo que lo puse en palabras. No lo recuerdo. Fue a formar parte de ese libro de poemas que había temporalmente archivado; se integró a ese grupo de niñas, pero no por mucho tiempo... Había algo peculiar en él, que se abría camino en otra dirección. ¿Podría convertirse en libro álbum?

Lo compartí, entonces, con una ilustradora de Córdoba, Cintia Gassmann —a quien había conocido a través de las redes sociales en 2021—, con cuya estética dialogaba La niña de las cañerías. Ella se entusiasmó. Empezamos a conversar a través de Instagram, luego fuimos al correo electrónico, después a WhatsApp y, finalmente, concretamos una primera reunión a través de Meet para avanzar de manera sincrónica. Las palabras y las ilustraciones empezaron a establecer un diálogo singular, se iban amalgamando para expresar algo juntas. 

Un día Cintia me contó acerca del Certamen Literario Luis de Tejeda, que ese año —2022— convocaba a la categoría «álbum ilustrado». Decidimos presentarnos, pusimos manos a la obra para que cada página de la propuesta cumpliera con las expectativas. Para nuestra enorme felicidad, y la de La niña de las cañerías, ¡obtuvimos el primer premio!

Quién iba a pensar que esos temores ante lo nuevo terminarían transformándose en algo tan bello. El libro me ha traído grandes alegrías, vínculos preciosos y la oportunidad de compartir con otras personas lo que antes era solo un murmullo. A veces, cuando lo leo en voz alta, siento que aquel diminuto ser encontró por fin una salida, una tierna canción de cuna y un coro que la acompaña. Y yo, que le temía a la oscuridad, hoy siento que no estoy sola y que le puedo cantar en compañía al miedo hasta hacerlo desaparecer.


Ilustración de Cintia Gassmann



La niña de las cañerías 

De la casa nueva me gusta todo
menos la noche

hay una niña 
en las cañerías
(no se lo he contado a nadie).

La escucho 
me despierta a los gritos
rasca el metal. 

Me tapo con las sábanas
me aferro a mi osito
aprieto los ojos.

Debe ser muy pequeña
como una pelotita de ping pong
manos blancas 
que no saben escalar
ojos redondos
que escupen círculos de papel
y una boca de pez sol.

No sé por qué me llama a la noche
por las mañanas la busco
pero ya se ha ido.

Estoy juntando coraje
en un cofre
cuando lo haya llenado
me animaré a levantarme
en medio de la oscuridad
para cantarle una canción de cuna.


Laura Martín Osorio ha publicado los libros de poesías Bombos y poetas (2021), Por la cañada del arroyo seco (2022), Desde mi ventana (2023), Los viajes de Juanita Rodamundos (2024), y los fanzines Asterisco (2021), Cuatro estaciones en Lago Belino (2022) y Un día de invierno (2024). Obtuvo el primer lugar en el Premio Tejeda 2022 por el álbum ilustrado para las infancias La niña de las cañerías (2023).

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