miércoles, 6 de abril de 2016

Poemas íntimos que quieren ser universales

Enrique Solinas.

por Fernando G. Toledo

Componer poesía mística en los tiempos actuales parece no ya una anacronía, sino un empresa difícil. Creemos dejar entre paréntesis, en esta consideración, el tramo polémico que pueda referirse a la verdad de los contenidos de la poesía mística. Eso sería una discusión diferente, que ha de dejarse de lado, sobre todo si es un ateo el que firma estas líneas y un creyente religioso el autor del libro.

La cosa va por otros carriles. Lo difícil de la poesía mística en el siglo XXI radica en la escasa frecuentación de los poetas actuales a su práctica (aunque la poesía de Diego Roel también va por esos carriles), y es por eso que la aparición de un libro que podría adscribirse a tal género aparentemente en desuso, genera sorpresa.

Corazón sagrado, de Enrique Solinas, conecta con la poesía mística tradicional española (Santa Teresa de Jesús, Ana de San Bartolomé, San Alfonso María de Ligorio), y su autor semeja a aquellos compositores puestos a completar la obra que otros dejaron inconclusa, acoplándose a la tonalidad, rescatando los temas, aprendiendo de las variaciones.

Sin embargo, a su vez, Solinas no deja de ser un contemporáneo, y por eso esa «música propuesta» tiene al mismo tiempo el «sonido del presente». Como dice Silvio Mattoni en las palabras de presentación, «estos poemas recobran la cuestión mística desde San Juan de la Cruz, le ponen de nuevo figuras al amor divino y nuevas canciones a la persecución incesantes del alma por una plenitud perdida».

En Noche de San Juan, el autor buscaba que de sus poemas decantara (para quien así lo quisiera) su mirada religiosa sobre los temas a poetizar. En Corazón sagrado, en cambio, lo que Solinas expresa son sus «certezas intransferibles» nacidas en la oscuridad del ensimismamiento. «Certezas» que son para él tan potentes que es en la poesía donde encuentra un canal propicio para intentar darlas vuelta del revés y exhibirlas a la luz. 

Por todo ello, el resultado es un libro íntimo y a la vez católico, en sentido etimológico de este vocablo: un libro en el que lo esotérico quiere ser universal.

En vos confío, el poema que abre el libro, parece ser su perfecto epítome.



En vos confío

Cuando era chico
en la Iglesia me regalaron
una estampa del Sagrado
Corazón de Jesús.

El rostro joven
no dejaba de mirarme
a los ojos,
al mismo tiempo que
la mano santa
señalaba su corazón,

su corazón,

su corazón:

su corazón como una llama roja,
rodeada de espinas;
su corazón de fuego atravesado
por el mundo y la cruz;
su corazón divino y humano.

Entonces, en ese instante,
me di cuenta de que
el amor de verdad es un misterio
y que el dolor te hace más hermoso.

Para que brilles
y descubra tu belleza,

siempre, siempre,

siempre el corazón encontrará
una nueva manera de sufrir.

Enrique Solinas

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