lunes, 21 de febrero de 2011

Dos años de El Desaguadero


En otro febrero, pero de 2009, aparecía el primer artículo/post de un espacio anfibio entre la revista y el blog: El Desaguadero, donde confluyen la nueva poesía y la reflexión.

No pasó mucho tiempo para que se sumara, como un torrente incontrolable, el agua de otras voces que llegaban de distintos lugares de Mendoza y el resto del país. Poetas que nos descubrieron las historias de sus poemas, que nos ofrecieron respuestas meditadas y comprometidas, que se atrevieron a mostrarnos sus momentos, sus lugares y sus poéticas con el impulso eléctrico de un íntimo haiku. Como también aparecieron los lectores/cómplices, los lectores/críticos, los lectores/faros que hacen de todo lo escrito una tarea tan desafiante como placentera.

Por lo tanto, a nuestro pequeño y constante aporte crítico y de difusión, queríamos agregarle un festejo que le hiciera honor al lema «Un blog de poesía escrito por poetas». Los Desaguaderos, agradecidos.




para Carlos Levy, nuestro padrino más que poético.



Sergio Pereyra





Como quien busca una respuesta


El sintagma dulce de leche en mi boca
en una heladería
fue el primer indicio
pues en mi infancia era tu sabor favorito
un sabor de viejos de treinta y pico
los mismos treinta y pico ahora míos

ese nombre dulcísimo por gusto repetido
levantó la compuerta tras la cual
como toros de lidia arremetieron
las primeras canas sobre las orejas
el amarillo del tabaco en los dientes
cierta prominencia abdominal
que de un modo más evidente que la sangre en las venas
ligan mi vida a la tuya

tu vida
de donde escapé con una mochila
cargada de lorcas y cernudas
y a la que sin querer regreso
como quien busca una respuesta

tu vida
sus dudas sus juegos sus amores
por mí desconocidos
prolongados en mí

tu vida
tan ajena

tu vida
tan mía.


del libro Un objeto transparente (inédito)


***

Cecilia Restiffo















Clavel

—Cada pliegue de tu vuelo
se deshace en la infancia.—


He cruzado la bóveda abandonada
y salto a la mañana de un enero sofocante
la búsqueda empezó hace algunos años
cuando todo podía decirse sin remordimientos.

Pruebo ya sin esperanza que su boca pronuncie el crimen,
y sin embargo no obtengo respuesta ni desesperación
“sólo el lazo obtiene la verdad” y esa certeza es otra angustia
a la que debo escapar para seguir creyendo
vuelo otra vez intentando alcanzar el pájaro invisible
que me espía desde su propia pesadilla
las balas golpean el oro invencible de dos estrellas rojas
que trazan el recorrido de la cobardía
es otro día más que, piadoso, se escabulle por los techos.

Este secreto fragmenta la sombra
que desde el fondo de la casa mira distante,
nunca podré abandonar lo que soy
un deseo nacido de los sueños ajenos
de la sed de justicia, a veces.

Giro, giro y giro sobre mis posibilidades
esto queda: un pedazo de una idea fugaz
hecha de cinta y luces de neón,
que guardan en una caja de utilería
en el último estante.



para mi primera heroína, por su maravilla


del libro Casa de flores (inédito)

***

Fernando G. Toledo













Gesto en el universo

La abundancia sideral del mundo allá afuera
No parece bastarme por sí misma: busco
Entre toda esa madeja algo que volcar
En un poema Pero un perro se hace oír a lo lejos
Resolviendo antes que yo sus asuntos
Y pienso en esto que ahora
Voy a poner por escrito:
Un ladrido como un acto reflejo
Contra algo que se mueve en la noche.


del libro Mortal en la noche (inédito)

***

Paula Seufferheld




Primitiva


Hay una música desconocida que se filtra
en espacios que no habita el viento.
De pronto una telaraña de ventanas
decide romperse a la noche y a su melodía.
En ese instante un enjambre de cuerpos
que fatigan cuartos gastados
comienza una danza de saltos sin red.
El movimiento destruye la palabra
y su cárcel: el crepitar de los pájaros
vuelve a ser un signo en la oscuridad.
El baile continúa rodando por las escaleras
para derretirse en veredas sorprendidas.
Hombres y mujeres sin voz
se amarran para besarse y mirarse:
no hay preguntas y la certeza abre ojos húmedos.
Los niños trepan postes en cada esquina
y dibujan palotes sobre el nombre de las calles.
El ritmo cesa y la música quiebra cristales en otra parte.
Acaba la crisis desbordada del gozo
y la vergüenza de la carne desnuda
no encuentra un lugar donde esconderse.


del libro El pan de la soledad (inédito)

***

Hernán Schillagi















lengua extranjera


abre los ojos y siente entre sus labios
el crujir de una ventana antigua
el dolor de unas luces que tragan miradas
para ponerse en funcionamiento

la suma inconmensurable de lo oscuro con las estrellas
le dejó como resultado un sueño inquietante
una actividad cerebral sin rastros visibles
en la memoria pero su frecuencia cardíaca
acusa una agitación extranjera una inmigración
de dudas llegada desde lugares remotos
hasta la frontera ilegal de su cama
hasta la aduana paralela de sus piernas porque ella
saca cuentas en el aire mientras alguien respira
ajeno dormido laxo y marca el peso inesperado de los errores
como también se marcan los pliegues sobre las sábanas
y se vuelven una escritura imposible de traducir
en las primeras horas de la madrugada


del libro Lengua padre (inédito)

7 comentarios:

Damián dijo...

mas allá de lo descarado que me siento inaugurando la tira de comentarios, aprovecho que tengo internet en el trabajo para felicitarlos por la constancia, la capacidad de trabajo grupal y sobre todo las ganas de integrar, de generar espacios para que cada uno pueda definirse.

muchas gracias, en definitiva, y quedamos siempre conectados, para lo que gusten mandar

Hernán Schillagi dijo...

Damián: ¡muchísimas gracias! Uno de los motivos que nos alientan y nos desafía es habernos encontrado con lectores/poetas/críticos/colaboradores como vos para seguir escarbando en el frasco de la poesía bien hasta el fondo.

El espacio está y trata de inocular un virus irrefrenable: La poesía y la reflexión, y la poesía como reflexión.

Gracias nuevamente por ayudar a definirnos también. Aunque me gusta pensar que toda definición es volátil.

Fernando G. Toledo dijo...

Compañeros desaguaderos:
Me encanta que podamos habernos dado este gusto de compartir lo que estamos cociendo en nuestro restorán poético. Me alegra también estar rodeados de poetas capaces de escribir cosas así.
Espero también lo disfruten nuestros lectores.

sergio dijo...

Qué bueno que hayamos contradicho la regla de F. Casas cuando dice que las revistas literarias solo duran dos números. Nosotros hemos durado dos años!!! Aunque en honor a la verdad, mucho (¿todo?) se lo debemos a nuestro insistente jefe ya migo Hernán. Sin su constancia y estímulo dudo que estuviéramos de festejo hoy.

Fernando G. Toledo dijo...

SERGIO:
No seás chupamedias que igual no te vamos a subir el sueldo...

Proyecto Maria Castaña dijo...

Suscribo a cada palabra del amigo Sergio. La insistencia de nuestro jefe Schillagi, que a veces gravita sobre la conciencia como una espada de Damocles, es el motor de esta revista que va a seguir cumpliendo años. Mientras Hernán haga llegar sus infalibles mensajes: "¿qué estás escribiendo para la revista?" y del otro lado del teléfono haya un poeta-periodista diciendo: "Uy, me tengo que poner las pilas y pensar algo"... esta publicación va a funcionar. Debo decir, en honor a la verdad, que a veces nos ponemos medio remolones y le damos unos cuantos dolores de cabeza al jefe, pero, finalmente cumplimos y entregamos el material pedido.
Brindo por estos 24 meses, más de 700 días de ED en la red.
Estoy segura que todo lo publicado es disfrutado y agradecido por los lectores que nos hemos sabido granjear en este tiempo.
Como me estoy poniendo un poco retórica... me despido con un abrazo desaguadero.

Hernán Schillagi dijo...

Amigos: gracias por las palabras y el reconocimiento. Sin embargo es más cierto que, cuando cerré mi primer blog personal, me puse a pensar en qué podía diferenciar un proyecto virtual de los blogs que yo frecuentaba: en trabajar en equipo y sin jerarquías.

Había pasado por la experiencia de dos revista "analógicas" (de papel, bah) y sabía los problemas que trae un staff que trabaja de onda. Por lo tanto los convoqué a ustedes 4 como redactores y me "convoqué" a mí mismo como un integrante más. Una vez que decidimos hacer la revista, la revista ya era de todos.

Obviamente, cada uno hace su valioso y distinto aporte para que salga como sale.

A mí me encanta leerlos a ustedes y compartir una redacción (de entrecasa). Entre amigos no hay jefaturas, hay una pasión compartida.

Por lo demás, que los lectores juzguen (y sigan leyendo).