por Hernán Schillagi
El poeta, narrador y periodista Rubén Valle acaba de publicar su quinto libro de poemas, Tupé. El volumen aparece para festejar en conjunto el octavo año del sello Libros de Piedra Infinita, editorial dirigida por Fernando G. Toledo y Hernán Schillagi.
Valle apareció en la escena poética de Mendoza en 1996 con Museo flúo, a partir de allí se convirtió en uno de los ineludibles referentes al ganar además dos veces el premio «Vendimia» (1997, 2003), obtener en 2007 el «Ciudad de Mendoza» y publicar sin descanso poemarios como Los peligros del agua bendita (1999), Jirafas sostienen el cielo (Libros de Piedra Infinita, 2003) y Placebos (2004).
Los poemas de Tupé no sólo reafirman este tránsito decidido del autor por la poesía, sino que también muestran la inusitada potencia de una voz inagotable que sale a buscar su materia en lugares incómodos y poco transitados.
Dice el poeta: «Cada libro supone el desesperado intento por registrar el estado de una obsesión. Búsqueda que, intuyo -como muestra gratis de un fracaso inevitable-, no culminará con el final de estas páginas. El poema, entonces, como un simulacro de esa imposibilidad. Botella al mar, sin mar»
El libro contó con el cuidado diseño de Fabiola Prulletti, se publicó con el aporte de la Municipalidad de Rivadavia y será presentado en la próxima Feria del Libro de Mendoza 2010 el domingo 3 de octubre a las 18 hs. en la sala de Las Ideas.
Tupé recién salido del horno |
Dos poemas de
Tupé
(2010)
El que viene
«A usar tu lengua vienes...»
Macbeth a un mensajero, William Shakespeare.
Maten al mensajero, pronto maten al que vino
a decir que Rimbaud desembarcó de su ausencia,
al que jura que la palabra de Sor Juana sabe tan dulce
como un pezón de luna. Maten al impostor, al que aún bebiendo toda
el aguardiente puede recitar sin respiro un palíndromo, dejarse amar
por cien mujeres y recordarlas brutalmente tan sólo con olerlas
en la penumbra. Maten al malvenido, al inesperado, al homérico.
Ciérrenle la puerta en la cara antes de verlo erguido como un lirio.
No podrán resistirlo, les dirá cómo olvidarse de lo que nunca fueron.
Los dejará en medio del círculo, los invitará a un banquete de sombras.
Maten al mensajero, al palomo malherido, al desbocado juglar
de las tabernas que apestan de solos. Pónganle hartas piedras,
ciérrenle el camino, háganle un pozo de silencio hasta que caiga.
Niéguenle la soga el rezo la rosa el orgasmo, sobre todo la mirada.
Maten al mensajero: la luz que dice traer es la luz que ya encendimos.
El reñidero
Sin la muda belleza de dos gallos
entregados al voluptuoso vals de la muerte
nuestra riña diaria se enciende
ante el mínimo roce de las palabras
y de un plumazo artero llega a su fin
Como doméstico parte de guerra quedan
las vísceras del amor
desparramadas como ropa sucia
a lo largo de toda la casa.
6 comentarios:
Este poemario es increíble. Gracias por seleccionar El reñidero... No hay caso, cada vez que lo leo pienso en esas dos maravillosas películas de Favio sobre Aniceto y pienso que tranquilamente este poema funciona de epígrafe de ellas.
Para Hernán y para mí, porque no está de más decirlo, es un orgullo y un placer editar obras como ésta.
No hace mucho leí uno de los libros de Valle y la verdad es que, además de interesarme mucho, me dio muchas ganas de seguir leyendo otras obras. Esta, creo, es una gran oportunidad. Felicitaciones a todos los involucrados en el proyecto.
Además del orgullo, también es un desafío editar a un autor de la valía de Rubén Valle.
Ya que, luego del arduo trabajo de edición donde Rubén fue ampliamente receptivo y nos respondió con una fortaleza de voz increíble, ahora hay que salir a defender el libro. ¿Cómo? En las presentaciones, en la distribución de mano en mano, en los comentarios de boca en boca.
La poesía, es cierto, no se vende como un celular; pero sí tiene la necesidad de ser escuchada y atendida, que los lectores lleguen al formato libro como una muestra de que nos podemos permitir estar menos solos.
Todo esto lo merece cualquier poemario, pero aquel que lea "Tupé" se encontrará con la brutalidad de unos poemas que nos dejan al descubierto, pero que al mismo tiempo nos protegen.
"Maten al mensajero: la luz que dice traer es la luz que ya encendimos."
conozco a varios que por las mismas razones se merecen un proverbial corchazo en la nuca...
Hernán: guardame uno, que tal vez no pueda ir a la feria, pero tengo humo embotellado para comerciar...
De nuevo debo decir, estoy sorprendida por la belleza de los poemas de este blog. ¡gracias y felicitaciones!
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