“La poesía no evoluciona, se transforma”
Si uno hiciera el juego veloz de enumerar a cinco poetas mendocinos de hoy, el nombre de Patricia Rodón no tardaría en aparecer. Agitadora de la poesía en los ´80 con "Las malas lenguas", la voz de su generación en los ’90 y una filosa pluma de la lírica y el periodismo cultural en la actualidad. Todo eso es Patricia con sólo dos libros publicados, pero con múltiples premios a nivel local y nacional. Aquí van las respuestas de la poeta que renovó el lenguaje de la poesía mendocina.
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- ¿Cómo anda hoy tu vínculo con la escritura poética? ¿En qué ha cambiado en estos años?
- Mi vínculo con la poesía es tan intenso, caprichoso y arduo como siempre. Reconozco algunos matices diferentes en el diálogo entre lo dicho y la necesidad de decirlo, en la tensión entre lo escrito y la voluntad de escribirlo. Más exigencia, más rigor, más autocrítica. Y, claro, una mayor conciencia de la efímera felicidad que produce el escribir un poema.
- Tu primer libro, Tango Rock (Diógenes, 1998), es un ícono de la poesía mendocina y argentina de los ‘90 ¿Qué otras obras publicadas en esa época te parecen representativas y por qué?
- ¿No será mucho eso de “ícono”? Personalmente, creo que Tango Rock es un libro interesante, que llama la atención, pero no creo que sea un ícono. Entre los libros de poesía mendocina de ese momento me parecen interesantes, y esto creo que es inevitable por el aliento generacional que los mueve, los de Rubén Valle, Luis Abrego y Teny Alós.
- Fuiste la editora del suplemento El Altillo de la cultura de Diario Uno, y ahora piloteás el +Cultura del MDZ On Line. ¿Cómo ha evolucionado, o no, la movida poética de Mendoza en esta última década?
- La poesía no evoluciona, cambia, se transforma. Y la poesía mendocina, como cualquier otra literatura que se produzca en cualquier parte del mundo, sigue los procesos de cambio propios del género. Cuando hay voces tan importantes en nuestra lírica como la de Jorge Enrique Ramponi, Alfonso Sola González, Armando Tejada Gómez o Fernando Lorenzo, por nombrar a unos pocos, lo único que podemos hacer como lectores es disfrutar de las modulaciones propias con que cada poeta va tomándole el pulso a su época. La idea de “evolución” implica la de “mejoría”. Si me estás preguntando si la poesía mendocina ha “mejorado”, pues te digo que no, no ha mejorado. Y en todo caso, tendría que preguntarte yo a vos, ¿evolucionado con respecto a qué? La buena poesía no tiene edad, si no, no seguiríamos leyendo a Quevedo, a Rimbaud o a Ginsberg. Si me preguntás respecto de la “movida” poética, del quehacer, del trabajo en torno del escribir, leer en público, publicar, editar, etcétera, en Mendoza, creo que hay, como hubo siempre, esfuerzos aislados, más o menos espasmódicos y con resultados muy desparejos.
- Mi vínculo con la poesía es tan intenso, caprichoso y arduo como siempre. Reconozco algunos matices diferentes en el diálogo entre lo dicho y la necesidad de decirlo, en la tensión entre lo escrito y la voluntad de escribirlo. Más exigencia, más rigor, más autocrítica. Y, claro, una mayor conciencia de la efímera felicidad que produce el escribir un poema.
- Tu primer libro, Tango Rock (Diógenes, 1998), es un ícono de la poesía mendocina y argentina de los ‘90 ¿Qué otras obras publicadas en esa época te parecen representativas y por qué?
- ¿No será mucho eso de “ícono”? Personalmente, creo que Tango Rock es un libro interesante, que llama la atención, pero no creo que sea un ícono. Entre los libros de poesía mendocina de ese momento me parecen interesantes, y esto creo que es inevitable por el aliento generacional que los mueve, los de Rubén Valle, Luis Abrego y Teny Alós.
- Fuiste la editora del suplemento El Altillo de la cultura de Diario Uno, y ahora piloteás el +Cultura del MDZ On Line. ¿Cómo ha evolucionado, o no, la movida poética de Mendoza en esta última década?
- La poesía no evoluciona, cambia, se transforma. Y la poesía mendocina, como cualquier otra literatura que se produzca en cualquier parte del mundo, sigue los procesos de cambio propios del género. Cuando hay voces tan importantes en nuestra lírica como la de Jorge Enrique Ramponi, Alfonso Sola González, Armando Tejada Gómez o Fernando Lorenzo, por nombrar a unos pocos, lo único que podemos hacer como lectores es disfrutar de las modulaciones propias con que cada poeta va tomándole el pulso a su época. La idea de “evolución” implica la de “mejoría”. Si me estás preguntando si la poesía mendocina ha “mejorado”, pues te digo que no, no ha mejorado. Y en todo caso, tendría que preguntarte yo a vos, ¿evolucionado con respecto a qué? La buena poesía no tiene edad, si no, no seguiríamos leyendo a Quevedo, a Rimbaud o a Ginsberg. Si me preguntás respecto de la “movida” poética, del quehacer, del trabajo en torno del escribir, leer en público, publicar, editar, etcétera, en Mendoza, creo que hay, como hubo siempre, esfuerzos aislados, más o menos espasmódicos y con resultados muy desparejos.
El cielo adónde
- En el 2001 ganaste el Premio Vendimia de poesía con Estudio voyeur, tu último libro editado ¿Qué pensás de la trayectoria del concurso? ¿Debería cambiar en algo sus bases?
- El Certamen Vendimia de Literatura hizo un cambio importante cuando se dejó de premiar un grupito de poemas para premiar un libro completo. El otorgar el premio a 200 o 300 versos de un anónimo, muy prolijos pero sueltos y sin una base conceptual sólida, era suicida. Por eso yo lo gané dos veces (risas). En 2001 cambiaron las bases y estuvo bien. Pero siguió y sigue con problemas. Sólo te menciono algunos: el monto del premio en metálico es miserable; la edición del libro depende de la eficacia, o de la ineficacia, del funcionario responsable de turno; la cantidad de libros que le entregan al ganador da risa por lo mínima y lo que hacen después con los libros publicados, ridículo. Y algo que en las últimas ediciones ha dado mucho para polemizar: el jurado debe estar integrado de otra manera. Mendoza es un pueblo pequeño con ínfulas de grande y todos los escritores que más o menos atinan se conocen. Los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras también los conocen. Debería presidir el jurado un poeta ajeno a la “vecindad”, que sólo leyera por primera vez los libros sin subtítulos tipo “este me suena a tal o cual”; una persona respetada por su escritura, que enorgullezca a quien se presenta al certamen y el saber que va ser leído y evaluado por el poeta o la poeta de Rosario, Salta, Buenos Aires o de dondequiera que sea, le comprometa dos veces. Eso le daría transparencia al certamen. Como lo que está haciendo la Municipalidad de Mendoza con su recuperado certamen literario.
- ¿A quiénes rescatás de los premiados en el arco que se tiende desde tu libro hasta Imágenes íntimas, último libro publicado en 2007?
- Rescato a Andrés Oliver por Verticales a Dios, a Rubén Valle por Placebos y a Fernando G. Toledo por Secuencia del caos. Carlos Acosta me parece interesante pero no he leído el libro completo, sólo algunos poemas sueltos.
- En la Feria del Libro de Mendoza del año pasado protagonizaste una polémica al negarte a leer en una mesa de poetas mendocinos, porque la organización no había ofrecido pagarles por el evento. ¿Podrías explayarte sobre tu posición del rol del escritor en la sociedad actual?
- No protagonicé ninguna polémica. Me invitaron a leer, dije que sí con muchos reparos y unos días después me retracté y dije que no. Eso fue todo. Fui a las lecturas para hacerles el aguante a mis amigos (ustedes entre ellos) y de paso para cubrirlas porque estaba trabajando. De hecho, el único espacio de prensa que tuvieron las lecturas de los poetas mendocinos fue en +Cultura del MDZ. Tu pregunta acerca de la “posición del rol del escritor en la sociedad actual” es muy largo, complejo y finalmente inútil para contestar. Suelo ser más práctica: yo creo que el escritor hace lo que puede para traducirse y comunicar su mundo interno, en unos casos, externo en otros; creo que tiene que mostrar su trabajo si quiere y si puede –en este punto intervienen miles de factores- porque se escribe para ser leído o escuchado; creo que tiene que ser respetado por su trabajo y una forma de respeto es que ese trabajo sea pagado. Estoy harta de que en una actividad “literaria” organizada por el Estado o por un municipio, cualquier salame que tenga una guitarra y haga covers cobre y el poeta convocante no. Esta es mi posición esencial sobre el mínimo rol del escritor en la sociedad mendocina: debe ser escuchado, respetado, completamente.
- En una nota que salió en Los Andes hace un tiempo a jóvenes escritores del nuevo milenio, tu generación poética fue etiquetada, no inocentemente, como la de “Poetas del Multimedios Uno” ¿Qué opinión tenés sobre lo que se está escribiendo hoy en Mendoza? ¿Te animás a “etiquetarlos” vos también?
- Esa nota fue una porquería. Ulises Naranjo, Juan López, Luis Abrego, Valle, Toledo, yo, no tuvimos la culpa de trabajar todos juntos en el mismo lugar durante varios años. Fue una maravillosa coincidencia que celebramos todos los días de distintas formas bajo la tutela de Fernando Lorenzo mientras trabajó él mismo con nosotros. Llegamos allí por los más diversos y extraños caminos. Es obvio que quienes sacaron la “etiqueta” rápida no tienen, o no tenían, ni idea de cómo fue la historia real. ¿Lo que se está escribiendo hoy en Mendoza? Perdón, hay mucha gente escribiendo poesía, cuentos, novelas, obras de teatro, ensayos. De todas las generaciones, edades, pesos, estaturas, peladas y panzas. Si te referís a la poesía de los jóvenes que están en la franja de los 20 a 30 años o de los 25 a 35, bah, cualquier corte que excluya a los “poetas del multimedios”, me parece que la lícita prepotencia de los “escritores del nuevo milenio” (nosotros éramos los poetas posmo, los poetas de fin de siglo), se basa o basaba, en excluir para sentirse incluido, para separar para pertenecer, identificar/se y diferenciarse. Cuando nosotros lo hicimos, hablo de Las malas lenguas, todo lo que tenía acequia, álamo, duende y viña nos parecía el enemigo a destruir porque los habíamos leído soberbiamente mal. Creo que entre los poetas nuevos, o nuevos poetas, hay gente valiosa que tiene que seguir escribiendo y que hay otra gente que cree que está inventando la literatura cuando en realidad tiene que leer mucho más. Y no, no podría poner ninguna etiqueta, porque trabajan en grupos separados, difusos y más o menos afónicos.
- El Certamen Vendimia de Literatura hizo un cambio importante cuando se dejó de premiar un grupito de poemas para premiar un libro completo. El otorgar el premio a 200 o 300 versos de un anónimo, muy prolijos pero sueltos y sin una base conceptual sólida, era suicida. Por eso yo lo gané dos veces (risas). En 2001 cambiaron las bases y estuvo bien. Pero siguió y sigue con problemas. Sólo te menciono algunos: el monto del premio en metálico es miserable; la edición del libro depende de la eficacia, o de la ineficacia, del funcionario responsable de turno; la cantidad de libros que le entregan al ganador da risa por lo mínima y lo que hacen después con los libros publicados, ridículo. Y algo que en las últimas ediciones ha dado mucho para polemizar: el jurado debe estar integrado de otra manera. Mendoza es un pueblo pequeño con ínfulas de grande y todos los escritores que más o menos atinan se conocen. Los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras también los conocen. Debería presidir el jurado un poeta ajeno a la “vecindad”, que sólo leyera por primera vez los libros sin subtítulos tipo “este me suena a tal o cual”; una persona respetada por su escritura, que enorgullezca a quien se presenta al certamen y el saber que va ser leído y evaluado por el poeta o la poeta de Rosario, Salta, Buenos Aires o de dondequiera que sea, le comprometa dos veces. Eso le daría transparencia al certamen. Como lo que está haciendo la Municipalidad de Mendoza con su recuperado certamen literario.
- ¿A quiénes rescatás de los premiados en el arco que se tiende desde tu libro hasta Imágenes íntimas, último libro publicado en 2007?
- Rescato a Andrés Oliver por Verticales a Dios, a Rubén Valle por Placebos y a Fernando G. Toledo por Secuencia del caos. Carlos Acosta me parece interesante pero no he leído el libro completo, sólo algunos poemas sueltos.
- En la Feria del Libro de Mendoza del año pasado protagonizaste una polémica al negarte a leer en una mesa de poetas mendocinos, porque la organización no había ofrecido pagarles por el evento. ¿Podrías explayarte sobre tu posición del rol del escritor en la sociedad actual?
- No protagonicé ninguna polémica. Me invitaron a leer, dije que sí con muchos reparos y unos días después me retracté y dije que no. Eso fue todo. Fui a las lecturas para hacerles el aguante a mis amigos (ustedes entre ellos) y de paso para cubrirlas porque estaba trabajando. De hecho, el único espacio de prensa que tuvieron las lecturas de los poetas mendocinos fue en +Cultura del MDZ. Tu pregunta acerca de la “posición del rol del escritor en la sociedad actual” es muy largo, complejo y finalmente inútil para contestar. Suelo ser más práctica: yo creo que el escritor hace lo que puede para traducirse y comunicar su mundo interno, en unos casos, externo en otros; creo que tiene que mostrar su trabajo si quiere y si puede –en este punto intervienen miles de factores- porque se escribe para ser leído o escuchado; creo que tiene que ser respetado por su trabajo y una forma de respeto es que ese trabajo sea pagado. Estoy harta de que en una actividad “literaria” organizada por el Estado o por un municipio, cualquier salame que tenga una guitarra y haga covers cobre y el poeta convocante no. Esta es mi posición esencial sobre el mínimo rol del escritor en la sociedad mendocina: debe ser escuchado, respetado, completamente.
- En una nota que salió en Los Andes hace un tiempo a jóvenes escritores del nuevo milenio, tu generación poética fue etiquetada, no inocentemente, como la de “Poetas del Multimedios Uno” ¿Qué opinión tenés sobre lo que se está escribiendo hoy en Mendoza? ¿Te animás a “etiquetarlos” vos también?
- Esa nota fue una porquería. Ulises Naranjo, Juan López, Luis Abrego, Valle, Toledo, yo, no tuvimos la culpa de trabajar todos juntos en el mismo lugar durante varios años. Fue una maravillosa coincidencia que celebramos todos los días de distintas formas bajo la tutela de Fernando Lorenzo mientras trabajó él mismo con nosotros. Llegamos allí por los más diversos y extraños caminos. Es obvio que quienes sacaron la “etiqueta” rápida no tienen, o no tenían, ni idea de cómo fue la historia real. ¿Lo que se está escribiendo hoy en Mendoza? Perdón, hay mucha gente escribiendo poesía, cuentos, novelas, obras de teatro, ensayos. De todas las generaciones, edades, pesos, estaturas, peladas y panzas. Si te referís a la poesía de los jóvenes que están en la franja de los 20 a 30 años o de los 25 a 35, bah, cualquier corte que excluya a los “poetas del multimedios”, me parece que la lícita prepotencia de los “escritores del nuevo milenio” (nosotros éramos los poetas posmo, los poetas de fin de siglo), se basa o basaba, en excluir para sentirse incluido, para separar para pertenecer, identificar/se y diferenciarse. Cuando nosotros lo hicimos, hablo de Las malas lenguas, todo lo que tenía acequia, álamo, duende y viña nos parecía el enemigo a destruir porque los habíamos leído soberbiamente mal. Creo que entre los poetas nuevos, o nuevos poetas, hay gente valiosa que tiene que seguir escribiendo y que hay otra gente que cree que está inventando la literatura cuando en realidad tiene que leer mucho más. Y no, no podría poner ninguna etiqueta, porque trabajan en grupos separados, difusos y más o menos afónicos.
La última romántica
- En tu obra hay varios libros inéditos ¿Estás en plan de editar alguno?
- Espero poder publicar algo este año. He estado muy quieta, muy para adentro durante algún tiempo y ya me molestan los inéditos. Me los quiero sacar de encima. Tengo ganas de darle aire a Colores primarios, un libro de filosos poemas amorosos.
- ¿Qué estás escribiendo ahora? ¿Qué papel juega lo creado antes?
-Ahora estoy escribiendo un libro que se llama Tratado de las perlas. Siempre se me aparece el libro completo desde el título y después tengo que recorrerlo poema a poema. Lo escrito antes sirve para mirarme en el espejo de mi propia torpeza, búsqueda, aburrimiento, necesidad, contemplación, aprendizaje. Ignoro cuántas personas vayan a leer tu revista y mucho menos esta larga entrevista, pero hay una cosa que me gustaría dejar claro: escribir un buen poema es muy difícil. Un solo maldito poema. Nadie se imagina, salvo otro poeta, la batalla que hay mantener con uno mismo para aproximarse mínimamente a lo que se quiere decir y para mantenerse alerta ante la autocomplacencia.
-¿Qué “misterio merece ser salvado” de la poesía de Patricia Rodón?
- Ni idea. Averigualo vos.
- Espero poder publicar algo este año. He estado muy quieta, muy para adentro durante algún tiempo y ya me molestan los inéditos. Me los quiero sacar de encima. Tengo ganas de darle aire a Colores primarios, un libro de filosos poemas amorosos.
- ¿Qué estás escribiendo ahora? ¿Qué papel juega lo creado antes?
-Ahora estoy escribiendo un libro que se llama Tratado de las perlas. Siempre se me aparece el libro completo desde el título y después tengo que recorrerlo poema a poema. Lo escrito antes sirve para mirarme en el espejo de mi propia torpeza, búsqueda, aburrimiento, necesidad, contemplación, aprendizaje. Ignoro cuántas personas vayan a leer tu revista y mucho menos esta larga entrevista, pero hay una cosa que me gustaría dejar claro: escribir un buen poema es muy difícil. Un solo maldito poema. Nadie se imagina, salvo otro poeta, la batalla que hay mantener con uno mismo para aproximarse mínimamente a lo que se quiere decir y para mantenerse alerta ante la autocomplacencia.
-¿Qué “misterio merece ser salvado” de la poesía de Patricia Rodón?
- Ni idea. Averigualo vos.
Nota: Los apartados de este reportaje toman prestados títulos de poemas de Patricia Rodón de Tango Rock y Estudio voyeur
14 comentarios:
qué bueno fue encontrarme con la Rodón esta mañana. más, me animé a imaginármelos conversando y les compartí mi segundo café del jueves, mientras los leía.
en una oportunidad leí una entrevista de Patricia en la que comentaba que, salvo su último libro escrito, no sabía si valía la pena publicar sus demás inéditos porque ya no la representaban.
¿Y si dejamos de invertir tanto en grandes escenarios, ruidosos festivales y pretenciosos músicos, y le editamos los libros a la Rodón antes que se arrepienta? (ja).
No estoy en contra de los festivales populares, entre otras fiestas en los bolsillos de "esos", porque yo también los frecuento pero coincido con Patricia con respecto al mínimo rol del escritor en nuestra sociedad.
¿llegarán nuestros poetas al punto de resignarse con la guitarra, a fingir una tonada y entrelíneas tirar un verso para tener su lugar?. Confío en que no. Pero que limitada la cultura de estos che!!.
Saludos, buena entrevista.
ah!! "poetas del multimedio UNO", (me va a caer mal el café).
Hay cosas que se comentan mejor con un emoticono:
«Esa nota fue una porquería».
:D
Alejandra: cómo me hubiera gustado saborear ese café. Pero en tus palabras queda el resabio.
Que la Rodón esté inédita desde 2001 significa muchas cosas en este reducido ámbito local. Que Raúl Silanes no edite hace décadas aquí, mucho más. La verdad es que es una vergüenza. Es cierto que los poetas también pueden hacer lo suyo: como autogestionarse, pedir sponsors (ay!) u organizar una especie de cooperativa como fue "La mesita de luz" (mal llamados "Poetas del Multimedios Uno); y, también, que esperar la ayuda del gobierno es casi condenarse al mutismo. Pero es más que cierto que los poetas deben preocuparse más por escribir que andar doblando hojitas, guillotinando o pegando tapas. Es lo que hago yo (y varios más) por elección (y convicción), pero no todos los poetas tienen la vena artesanal, ni tienen por qué forzarla.
No me parece mal que aquellos que escriben poesía se dediquen a otras cosas. Es de perogrullo decir que no nos queda otra para vivir. Creo que si un poeta se acerca a lo "espectacular" (la guitarra, el canto, la composición de letras) es una salida digna (y más cercana a la lírica que trabajar en una oficina). Eso sí, siempre y cuando no se resigne la palabra poética en el camino.
Pensá que un puñado de horas de luz y sonido para un show de cuarta sale casi lo mismo que una edición austera de 300 ejemplares. Pero el gobierno eso nunca lo entenderá. Pasa que encima somos "jóvenes y rejodidos" (palabras de una trasnochada funcionaria de Cultura sobre cierto poeta mendocino)
Multimediático poeta Fernando: sí, es mejor reírse. Creo que es al menos envidiable el haber compartido redacción con tantos poetas juntos. Al mismo tiempo que Fernando Lorenzo (maestro si los había) estuviera allí siempre con la palabra precisa. Y, ya lo dije en el comment anterior, a partir de todo ese magma surgió "La mesita de luz", que luego sumó a otros poetas de generaciones distintas (como Villalba y Taglia). Todos sabemos que lo más rescatable de los 90 se editó ahí. con las salvedades de siempre.
En esa época Ediciones culturales tenía una imprenta y editaba a lo loco. Si hasta llegó a editar los poemas de un cabo retirado. Y en la solapa salía con el uniforme azul! Si eso no es deforme, lo deforme dónde está.
Muy interesante la entrevista.
De ella se desprende que Rodón no es sólo una muy buena poeta sino una mina que reflexiona sobre su oficio y que, en consecuencia, tiene ideas muy claras sobre él.
Entre otras, mis impresiones fueron las siguientes:
¡Cuánta razón tiene sobre aquello de que es difícil escribir un buen poema! Hace unos días vi una entrevista a Ana María Shua en la que declaraba que no había nada más fácil que escribir un mal libro de versos.
Es muy cierto eso de que “hay otra gente que cree que está inventando la literatura cuando en realidad tiene que leer mucho más” Todos nos hemos cruzado por ahí con personas que están convencidas de que lo suyo es lo más nuevo de lo nuevo. Y en cuanto uno los lee descubre que no hay nada nuevo, que con suerte es una mala copia del traductor gallego de Bukowsky o Carver o peor, los que quieren escribir como Perlongher o Lamborghini sin haber leído una página de Lezama o del barroco.
Finalmente, formulo un deseo: ojalá que Colores primarios llegue a las librerías en al curso de este año. Me gustó mucho la descripción como de “filosos poemas amorosos”
Cuando Toledo es más rostro que palabra -incluso, en este caso, emoticono-, ¿es porque se viene un comentario La guerra y la paz? Fernando, ya estoy preparando mis cubiertos para leerte.
Esta revista es una poquería! Desde cuando las panzas y las peladas están en contra de la poesía o de la juventud...cuanto prejuicio, patito!
Como elemental manipulador de palabras rescato esto: "Ignoro cuántas personas vayan a leer tu revista y mucho menos esta larga entrevista, pero hay una cosa que me gustaría dejar claro: escribir un buen poema es muy difícil. Un solo maldito poema. Nadie se imagina, salvo otro poeta, la batalla que hay mantener con uno mismo para aproximarse mínimamente a lo que se quiere decir y para mantenerse alerta ante la autocomplacencia." Sin dudas es lo más difícil. La Rodón dio en la tecla.
Divinuria: gracias por tu sesuda crítica. Muy "pensada".
Te invito a releás el pasaje que Patricia dice de las "panzas y peladas" y no tiene nada que ver con lo que vos pensás sobre los poetas jóvenes. No hay prejuicios en ella ni en nosotros. Es sólo una enumeración generalizadora. Nada más.
Lo demás corre por tu cuenta.
Gabriel: está visto que es así. Es muy difícil escribir un buen poema, y mucho más no caer en recetas propias y ajenas. Porque hay veces que un poeta ( o uno mismo, bah) la pega sin querer y se enrosaca y se repite hasta el hastío.
Gracias por comentar siempre aquí, e invito a los lectores que se arrimen a tu blog.
Paula: sí, creo que se viene. Quizás mañana.
Qué maravillosa entrevista, un ejercicio pleno y visceral, rescata cada borde del abismo en el cual se sumerge la identidad poética.
me fascinó la poeta y su proyección y su compromiso.
Besos
Paola: muchas gracias! La verdad es que el mérito es más de la que contesta que del que hizo las preguntas.
Siempre quisimos entrevistar a Patricia Rodón. Su palabra no sólo es certera, sino que es escuchada por los demás poetas.
Hernán
Excelente trabajo. Los que hemos leído algunas entrevistas de la Rodón sabemos que ella también es muy generosa en el contenido de sus respuestas, pero, en este caso, has logrado que la poeta hable sobre nuevas cuestiones que amplían el vasto corpus de sus opiniones vertidas no solo en entrevistas, sino también en su producción personal.
Como Sergio, me quedo con lo que dice sobre los poetas que pretenden cambiar el mundo de las letras y deberían leer más. Para un buen escritor escribir y leer deberían ser actos complementarios.
También es cierto el poco valor que se le da al arte literario. Una poeta de la trayectoria de Patricia no debería leer gratis, "ni de onda", en ningún evento. Cualquier guitarrero trasnochado -no hablemos de guitarristas- no se conecta a su amplificador si no hay un beneficio económico de por medio. Tampoco puede ser que mientras el arte plástico coquetea con el poder brindando con espumante para el suplemento social y de paso cañazo concreta alguna venta para "adornar" la casita de barrio privado de algún empresario, la buena literatura mendocina se prostituya entre empanadas y vino.
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