miércoles, 9 de marzo de 2016

La historia de un poema de Mariano Shifman

Mariano Shifman.

por Mariano Shifman (*)
Especial para El Desaguadero

Creo que en todo poema participan, en partes desiguales –las proporciones dependen del caso– la subjetividad del poeta y «el mundo exterior». Claro que la distinción nunca resulta clara, porque nuestro «yo» se compone primordialmente de estímulos externos y, al mismo tiempo, aquellos estímulos siempre han de pasar por el tamiz interior del poeta. La vieja historia del huevo y la gallina.

Sirva esta pequeña reflexión como nota introductoria al poema que elegí para participar de esta sección de El Desaguadero. El poema se titula Humos sin humos, y el origen fue como sigue.

A principios del año 2014  iba rumbo a la Municipalidad de Avellaneda para retirar un premio por un concurso literario. Hacía tiempo que no iba por las avenidas Belgrano y Mitre –las principales de la ciudad–, de modo que desde mi asiento colectivo curioseaba el paisaje urbano. Es muy frecuente que mis poemas nazcan en observaciones que voy recolectando en la calle o también de conversaciones. He llegado a escuchar, por ejemplo, a una joven mujer que le contaba a una amiga o compañera, en un tren colmado y a viva voz, que había «quedado» (embarazada, claro), con la simpleza y naturalidad con la que otros comentan el resultado de un partido de fútbol: esta noticia también motivó la creación de un poema

Retornando de la digresión.  En una de las avenidas mencionadas –no recuerdo cuál–, me topé con un cartel de dimensiones más que regulares en una cochería que parecía  ser una de las principales. La leyenda del cartel decía, literalmente: «No pague de más. Cremaciones a 400 pesos».

La primera reacción fue de incredulidad; antes de que el colectivo avanzara, giré el cuello para corroborar el texto, y sí, así era: «No pague de más. Cremaciones a 400 pesos» (con un poco de humor negro, o gris, al menos, podía alegarse que hace dos años esa suma era sustancialmente más valiosa que en la actualidad). Pero hablando en serio: en un principio el cartel me chocó, casi como un golpe, me indignó, pero al poco tiempo sentí que allí se agazapaba un poema: nada descubro si digo que la poesía nace de la sorpresa, del extrañamiento. Y además, soy de los que piensan que la felicidad, por lo general, se basta a sí misma y que el arte aparece con más naturalidad ante la desazón –Pessoa lo manifestó genialmente: «el arte es la confesión de que la vida no alcanza»–.

Desde la macabra revelación publicitaria hasta que escribí el poema no pasaron muchas horas. Intuyo que al leer el aviso, el poema ya estaba hecho, al menos in nuce, y que sólo había que esculpir adecuadamente el mármol.


Cremación $400. No pague de más.



Humo sin humos

«No pague de más: cremación a $400»
(Cartel de una cochería en Avellaneda, Buenos Aires)

Desde Troya corrieron años miles,
todo es prosaico en nuestras cercanías.
En vez de héroes rigen mercancías:
otro es el mundo y otros sus rediles.

Tras la alta pira del divino Aquiles
lloró su madre diecisiete días.
Hoy, en cambio, se borran biografías
aún antes de que expiren los candiles.

Y a precios módicos, qué duda cabe:
ya no exige sus óbolos Caronte
 (nadie paga el pasaje de su nave).

Partir al por mayor es más barato:
quien vive como oscuro polizonte,
hoy muere en un veloz anonimato.


(*) Mariano Shifman nació en Lomas de Zamora (Provincia de Buenos Aires), en 1969. Abogado y Licenciado en Letras.  Publicó los libros Punto rojo (I Premio XI Certamen Nacional de Poesía Editorial de los Cuatro Vientos, 2005) y Material de interiores (2010). Recibió premios y menciones en diversos certámenes de poesía. Varios de sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, neerlandés, portugués y catalán.

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