Performance poética de Gabriela Bejerman y Luciana Caamaño. Librería Sibelius, 11 de enero de 2011, Mar del Plata.
por Cecilia Restiffo
La búsqueda del tesoro
Como es habitual en cierto tipo de gente al llegar a una ciudad, uno busca los lugares de preferencia, en mi caso -además de las tiendas de artesanías y antigüedades-, rastreo con avidez librerías y afines en donde pueda encontrar algo de poesía.
A pesar de que ya conocía lo que ofrece Mar del Plata en cuestión de libros nuevos, usados, saldos editoriales y alguna otra rareza; pensé en localizar dos nuevos lugares que aún no visitaba. Tal periplo me llevó hasta Sibelius, una pequeña librería al final de una «calle coqueta», como diría Mirtha.
La sorpresa y la gratitud de encontrar una nueva fuente de poesía es casi indescriptible, más cuando fuimos amablemente atendidos y dejados en soledad para explorar y revisar una y mil veces el mesoncito lírico, que como un cofre esperaba pacientemente a los exploradores.
Una cosa lleva a la otra
En el frenesí que nos envolvía al leer nuevos autores, y releer aquellos conocidos fuimos entablando con la vendedora una guía de preguntas y respuestas sobre los precios, las editoriales, los escritores y las actividades poéticas posibles. Entonces fue cuando nos enteramos que en unos días habría allí mismo una lectura de poemas, evento al que se nos invitaba. Las autoras Luciana Caamaño y Gabriela Bejerman estarían allí la tarde del 11 de enero, para atentar líricamente contra la modorra playera.
Los martes, poesía
Los poetas en general sabemos que la convocatoria a los eventos líricos es escasa; por ello cuando llegamos al lugar y a la hora señalada, el movimiento de gente por un momento nos hizo dudar acerca de las coordenadas memorizadas, pero al momento fuimos reconocidos por la organizadora del evento, quien nos guió hacia un pequeño parque en donde estaban dispuestas algunas sillas, bancos, y mantas para los más intrépidos. Hacia la manta fuimos con mi hija, tratando de sortear las hormigas y los abrojos que en el césped nos anunciaban la tarde.
Cuatro ojos leen más que dos
Caamaño lee sus poemas ante el público |
En la segunda rueda, las palabras entonaron a dúo experiencias recientes, que se enmarcaban en una visión gris acerca de la sociedad, del ser humano, del amor; la estructura poética dialogada o monologada de los textos fue común a ambas autoras. En Caamaño, el lenguaje referencial introduce en el poema objetos, marcas, lugares que tienen que ver con un espacio urbano; en Bejerman, por tanto, las referencias literarias están parodiadas y el tono irónico intenta reflexionar sobre la propia realidad.
Todos los caminos
Luciana Caamaño |
El bis
Bejerman dice sus poemas a los de la manta |
En la mesa dispuesta se veía un libro expuesto, “Linaje”, de Gabriela Bejerman. Fue entonces cuando alguien del público, intrépidamente instó a que se leyera algo de esa publicación. Bejerman explicó que se trataba de una novela y que como habíamos insistido leería el prólogo; en él podían escucharse la razones de aquel texto y una apretada síntesis argumental que invitaba a leer la historia de dos hermanos.
El aplauso marcó el final, ambas agradecieron y entre saludos y comentarios nos fuimos dispersando en pequeños grupos. «La dueña de casa» ofreció cerveza helada para terminar la ceremonia, mientras las voces arrullaban el rumor de la noche, la ciudad volvía a tomar su forma. El alma no, el alma había transitado por los poemas y, sin querer, ya no sería la misma.
Algunos poemas leídos por Caamaño y Bejerman
*
te escuché mal
y creí que habías dicho algo hermoso
hablamos mucho de plantas últimamente
en realidad
no te despertaste pensando en que
le estás haciendo un compañero al cáctus
que este mes, por suerte anda mucho mejor de salud
te despertaste pensando en que
le estás haciendo un cáctus a tu compañero
aún así
podría seguir teniendo algo de hermoso
no te apresures, no terminé
estabas hablando de tu compañero de laburo
y entonces todas las varitas y los magos y los best sellers del mundo al tacho
debería hablar menos de que veo poco
y más de que escucho poco
o simplemente
debería hablar menos de mis ojos
me gustaría que para mi cumpleaños me regales
una semana a puro espiarme
no me lo tenés que decir
sino a la gracia le pasa lo mismo que le pasó a la magia
a menos que me lo digas y yo te escuche mal
y entienda que estás diciendo
algo hermoso
de Luciana Caamaño
*
dos pianos
estamos yendo por el camino de un sueño
caminamos entre altas cumbres que son edificios encendiéndose a la noche
una luna naranja al final de la calle
un puñado de estrellas fugaces con deseos que pasan
todo mi cuerpo está caliente adentro de tu mano
las alas de la noche abren pájaros parpadeantes
cuando soplamos a través de las ventanas vemos las más agudas notas del piano
vamos a pestañear para hacer agua, podríamos dudar pero seguimos
las líneas amarillas de la calle que nos llevan parecen moños estirados
por nuestras manos suaves, tan tímidas, tan curiosas
risa de côté, luz de dientes
un alfiler engancha tus dos labios para que no se pierdan por ahí
si te doy un beso me pinchás
mua, mua… no hay apuro, es manso
tantas maneras que tiene el amor, hasta en los sueños multiplica sus formas
de un salto empezamos a volar
somos naranjas como la luna, lu
somos ella que flota por encima de la ciudad donde se van de joda los jóvenes
nuestros súbditos, nuestra droga social
los dejamos dando vueltas en la pista
con sus sombreritos de paja y sus gafas
con sus pantalones americanos y sus tocados de planta
hemos buscado con ellos los afeites de la magia
aprobamos los hallazgos colocando un tobogán
las locas madrinas, nos hicieron un tango para cantar en taxi
ahora nos lleva ese chofer de 33
gratis, le pagamos cantando
viste cuando los sueños se acuestan a dormir
se diluyen en la cama con tul para los bichos
y así hasta la terraza desde donde se ve uruguay, unas luces
y por arriba nos pasan los aviones
nos muestran su panza de insecto
nos hacen vibrar las cuquis
nos dejan darnos la mano siempre más, y en la punta de los dedos
nos damos besos
de Gabriela Bejerman