sábado, 2 de noviembre de 2013

La poética de Marina Centeno


Erosión, de Marina Centeno. Editorial Aebius, Madrid, España.


Por Daniel Dragomirescu
Orizont Literar Contemporan
Especial desde Rumania para El Desaguadero


El universo poético de Marina Centeno es amplio y se encuentra en un momento de expansión creativa.

Entre Quietud (2012), su primer poemario, y Erosión, la autora muestra que su inspiración y su vocación tienen consistencia y representan su modus vivendi natural. Erosión contiene poemas que ofrecen al lector, este «eje principal» del trabajo artístico e literario, nuevas perspectivas, nuevas detalles de un universo poetico de una cierta amplitud y profundidad.

Marina Centeno hace de sus versos una verdadera confesión: la expresión poética está llena de sugerencia, las imágenes están logradas una tras otra con elegancia, con un instinto poético especial. Si el poemario anterior es uno de la «quietud» como un principio de creación poética, el segundo poemario convierte la «erosión» en una modalidad complementaria de construcción poética. La existencia es inevitable «erosión» de todos sus lados, exteriores e interiores. Preludio de una cierta solemnidad, el primer poema tiene un valor emblematico: «Erosionamos / cuando el incendio baja sus telones / y la oscuridad tiene una manera dulce de aproximarse al encuentro // Hasta el puerto –mi puerto– / caerá el abismo de tus ojos / esa eterna pirámide / que encierra océanos de silencio» (I). El mar, el agua, están presentes en las anotaciones sucesivas de los poemas, como una permanencia fundamental: «El mar finge indiferencia y reparte su anchura / cuando atraviesa como espada erecta / el hueco de la mesa costera» (IV), construyendo una identidad entre el ser humano y el medio líquido: «Soy agua de sal –lo has comprobado– / llego desde la voz hasta el cansancio / para ganar terreno en bajamar» (VI).

Marina Centeno, poeta mexicana.
Sorprenden las imágenes poéticas llenas de sugerencia y belleza, que no pueden pasar desapercibidas: «el cétaceo invade con su caos» (XI), «llegamos juntos a la noche» (XII), «la mirada imprecisa de la luna» (XVI). Esta es claramente una poética «modernista», donde la metáfora es el principio generador del texto poético. También esta es una poética de la sensibilidad del ser humano frente a la existencia y al universo, un modo que conduce lógicamente a observaciones con un contenido filosófico.

En verdad, para un lector atento, la poética de Marina Centeno comunica sus mensajes por la concisión y por la expresividad, sus cualidades naturales, entre otras. En estas condiciones, los aforismos están presentes en la mayoría de los poemas y dan un aura de nobleza espiritual, que merece ser revelada.

Definiciones poéticas de una sensibilidad especial, los aforismos acompañan al lector a través del poemario: «El mar es transparencia» (XII), «sabemos que la luz produce sombra» (XIV), «El mar es un vástago de lluvia», «la distancia es un hoyo sucio / que separa tus ojos de mi playa» (XXV),  «la tenacidad es oleaje / en la hemorragia de luz» (XXXIV) son sólo algunos ejemplos en este sentido. He aquí una dimensión fundamental de la poética de Marina Centeno.

* * *

Dos poemas de Erosión
de Marina Centeno

V

Dices –Eusebio– que el mar es infinito: es pequeño

Erosiona
cuando la luna pierde su hermetismo
encerrada en períodos de celo

Huye y vuelve
manso como los corderos
con esa esquizofrenia que acorrala
los efluvios del viento

Tú le abarcas –por eso es pequeño– en tus ojos mixtecos
que convierte en espuma tu silencio

Dices –Eusebio– que el mar es infinito: es pequeño

Erosiona
en la muerte del sol y en el nudo del beso.


XVIII

Cede la pausa
en abrasión de olas que van hacia la nada
en esta superficie que no tiene final

Aquellas nubes que exprimen su trayecto
volverán desgastadas
cuando aparcan nostalgias hacia el sur

Un monte blanco se extiende entre la niebla
como las cartas que llegan de lo lejos
con su desolación empapando las tablas

Volverás –lo presiento–

Mientras llegas
los pescadores tiran la carnada
y desciende la sarta escampando la muerte
con sus viejas jornadas de quebranto

Quedan trenzados nuestros nombres
entre los humedales
y el vaho que se arrastra hacia el malecón.


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