jueves, 19 de mayo de 2016

Con la artillería pesada de la lírica

Para salir a matar, de Dionisio Salas Astorga. 
Ediciones de Luna Roja, 2015.



Acaso sin proponérselo, simplemente llevado por la pulsión de su propia voracidad poética, Dionisio Salas Astorga ha completado, con la edición de Para salir a matar, una trilogía de obras de notable coherencia, potencia y, sobre todo, presencia. Presencia, digo, en un sentido etimológico: aquello que está aquí, delante de nuestros ojos.

A quien pueda acusar sorpresa ante la prolífica producción poética de Dionisio en los últimos años tal vez le sirva de explicación el repaso por el contenido temático de los poemas que han conformado sus últimos tres libros, aquellos que integran la que podríamos llamar su «trilogía cínica», autorizados por el nombre de uno de sus libros.

Después de un libro de temática amorosa que rompe con diez años de silencio poético (Como en las películas), Salas Astorga comienza con su trilogía de manera extraña: edita Últimas oraciones (2013), que incluye poemas acunados durante 30 años de escritura silenciosa, a los que acompaña de otros poemas a los que llamaríamos «urgentes», esos que son como la respuesta a una provocación, la provocación de los días que pasan su lengua amarga sobre nuestros rostros asustados.

Ese mecanismo poético, el que se ataba a las cosas presentes, motorizó en su integridad el contenido del siguiente libro, Crónicas cínicas (2015). Sobre ese libro escribí en su momento que allí el cinismo no era «una postura filosófica que sustente los poemas sino, acaso y más bien, dos cosas muy distintas: un mecanismo de defensa y una pátina estética». Y es que en ese libro, el poeta parecía anteponer sus textos como un escudo invisible ante el espectáculo decadente del mundo, al mismo tiempo que con el pincel del cinismo coloreaba el estilo, el tono de los poemas con su toque irónico y desencantado.

Para salir a matar no es más que la consecuencia, o mejor dicho, la conclusión de una secuencia cínica que Dionisio parece haber escrito no tanto porque quiere, sino porque no puede hacer otra cosa.

Aunque podría pensarse en una hipotética reunión de los tres libros en uno solo, lo que une a los títulos mencionados no es la uniformidad sino, como decíamos antes, la coherencia. Porque si bien es cierto que en ellos hay una voz muy declarada, la del propio poeta, que se asume como un «cronista», al mismo tiempo hay modulaciones diferentes que aportan libro a libro y, dentro de cada uno, capítulo a capítulo, matices que permiten al lector realizar un recorrido que no los hunda en una mera repetición.

No sería arriesgado decir que Para salir a matar, aunque pareciera (ya desde el título), el más furioso de los poemarios, es también el más lírico de los tres. Utilizo el término de una manera clásica. Si en los dos libros anteriores, el poeta se permitía largos momentos en los que cierto objetivismo, cierto coloquialismo se hacía presente, aquí esos tonos parecen estar siempre usados por contraste para con el lirismo dominante. Esto se aprecia mejor en la primera parte del libro, pero continúa en todas las demás. Aparece en el ácido capítulo titulado Barriendo las hojas de Parra (en la que Dionisio toma la figura del centenario poeta chileno para reflexionar sobre la poesía en general), pero también en otros capítulos, como Terapia intensiva o el que da título al libro.

Dionisio Salas Astorga.

Vemos la pátina lírica en poemas de todo el libro. Por ejemplo, en estos versos dolientes: «[Un 0800] nos deja esperando de pie desnudo con nosotros / entre las cuatro paredes de un mundo / al que nadie le contesta». O en estos otros: «estamos esperando que se les rebalse el vaso (…) / que no sea un vaso de papel confort donde se toman / únicamente uds / el agua el vino y hasta nuestra sed». O, más adelante: «se calla para escapar / morir no morir en la batalla (…) / y no hay caricatura / ni mano que se detenga en ese punto invisible que seremos».

Esa nota lírica, que creemos domina (como la tonalidad de una sinfonía) este libro, nos parece la conclusión natural del recorrido poético que viene proponiendo Dionisio y parece concluir en este vértice bibliográfico que representa Para salir a matar. Dionisio no oculta sus influencias (Teillier, Ernesto Cardenal, pero también Huidobro o Juarroz), ni deja de animarse a experimentos tipográficos y de relieve (versos en cursiva, citas textuales, aparición de direcciones de sitios de internet), ni tampoco resigna el humor irónico, pero esta vez elige que el lirismo module definitivamente sus versos.

Los tiempos actuales exigen para su relato un cronista cínico, cree Salas Astorga. Por eso se calza su escudo lírico y sale. A matar o morir. En cualquier caso, con la artillería pesada de la poesía, esa arma cargada de presente, que es lo que nos hace falta.


Un poema de
Para salir a matar
de Dionisio Salas Astorga


un 0800 para consultar
nuestra verdadera identidad

si somos hijos de nuestros padres
si los abuelos eran los lobos del cuento
si sus abrazos estaban manchados de sangre

si en cada cumpleaños era absurdo pedir un deseo
porque a otro buscaría el destino


II

un 0800 nos rescata de ser vendidos enteros
o por trozos
a países limítrofes las provincias hermanas


denunciar
al que nos viola
al amor que golpea
al vecino que ata a sus niños en el fondo del patio
a los hijos que atan a sus padres en el fondo del patio

al que abandona en una carretera a su mascota enferma

la desaparición de los que amamos


III

un 0800 atiende para consuelo de robos reiterados abusos
relativos al trabajo salud e higiene

el silencio
de miles de 0800

propone vacunas
ve el cáncer cérvicouterino (opción 2)
las drogas (opción 4)
infecciones de transmisión sexual (opción 6)

un 0800 nos aleja de la tentación del suicidio
nos obliga a aceptar la miseria propia y la ajena

nos deja esperando de pie desnudos con nosotros
entre las cuatro paredes de un mundo
al que nadie le contesta.

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