Para salir a matar, de Dionisio Salas Astorga. Ediciones de Luna Roja, 2015. |
Acaso sin proponérselo, simplemente llevado por la
pulsión de su propia voracidad poética, Dionisio Salas Astorga ha completado,
con la edición de Para salir a matar, una
trilogía de obras de notable coherencia, potencia y, sobre todo, presencia.
Presencia, digo, en un sentido etimológico: aquello que está aquí, delante de
nuestros ojos.
A quien pueda acusar sorpresa ante la prolífica
producción poética de Dionisio en los últimos años tal vez le sirva de
explicación el repaso por el contenido temático de los poemas que han
conformado sus últimos tres libros, aquellos que integran la que podríamos
llamar su «trilogía cínica», autorizados por el nombre de uno de sus libros.
Después de un libro de temática amorosa que rompe
con diez años de silencio poético (Como
en las películas), Salas Astorga comienza con su trilogía de manera
extraña: edita Últimas oraciones (2013), que incluye poemas acunados durante 30
años de escritura silenciosa, a los que acompaña de otros poemas a los que
llamaríamos «urgentes», esos que son como la respuesta a una provocación, la
provocación de los días que pasan su lengua amarga sobre nuestros rostros
asustados.
Ese mecanismo poético, el que se ataba a las cosas
presentes, motorizó en su integridad el contenido del siguiente libro, Crónicas cínicas (2015). Sobre ese libro
escribí en su momento que allí el cinismo no era «una postura filosófica que
sustente los poemas sino, acaso y más bien, dos cosas muy distintas: un mecanismo
de defensa y una pátina estética». Y es que en ese libro, el poeta parecía
anteponer sus textos como un escudo invisible ante el espectáculo decadente del
mundo, al mismo tiempo que con el pincel del cinismo coloreaba el estilo, el
tono de los poemas con su toque irónico y desencantado.
Para
salir a matar no es más que la consecuencia, o mejor
dicho, la conclusión de una secuencia cínica que Dionisio parece haber escrito
no tanto porque quiere, sino porque no puede hacer otra cosa.
Aunque podría pensarse en una hipotética reunión de
los tres libros en uno solo, lo que une a los títulos mencionados no es la
uniformidad sino, como decíamos antes, la coherencia. Porque si bien es cierto
que en ellos hay una voz muy declarada, la del propio poeta, que se asume como
un «cronista», al mismo tiempo hay modulaciones diferentes que aportan libro a
libro y, dentro de cada uno, capítulo a capítulo, matices que permiten al
lector realizar un recorrido que no los hunda en una mera repetición.
No sería arriesgado decir que Para salir a matar, aunque pareciera (ya desde el título), el más
furioso de los poemarios, es también el más lírico de los tres. Utilizo el
término de una manera clásica. Si en los dos libros anteriores, el poeta se
permitía largos momentos en los que cierto objetivismo, cierto coloquialismo se
hacía presente, aquí esos tonos parecen estar siempre usados por contraste para
con el lirismo dominante. Esto se aprecia mejor en la primera parte del libro,
pero continúa en todas las demás. Aparece en el ácido capítulo titulado Barriendo las hojas de Parra (en la que
Dionisio toma la figura del centenario poeta chileno para reflexionar sobre la
poesía en general), pero también en otros capítulos, como Terapia intensiva o el que da título al libro.
Dionisio Salas Astorga. |
Vemos la pátina lírica en poemas de todo el libro.
Por ejemplo, en estos versos dolientes: «[Un 0800] nos deja esperando de pie desnudo con nosotros / entre las
cuatro paredes de un mundo / al que nadie le contesta». O en estos otros:
«estamos esperando que se les rebalse el vaso (…) / que no sea un vaso de papel
confort donde se toman / únicamente uds / el agua el vino y hasta nuestra sed».
O, más adelante: «se calla para escapar / morir no morir en la batalla (…) / y
no hay caricatura / ni mano que se detenga en ese punto invisible que seremos».
Esa nota lírica, que creemos domina (como la
tonalidad de una sinfonía) este libro, nos parece la conclusión natural del
recorrido poético que viene proponiendo Dionisio y parece concluir en este
vértice bibliográfico que representa Para
salir a matar. Dionisio no oculta sus influencias (Teillier, Ernesto
Cardenal, pero también Huidobro o Juarroz), ni deja de animarse a experimentos
tipográficos y de relieve (versos en cursiva, citas textuales, aparición de
direcciones de sitios de internet), ni tampoco resigna el humor irónico, pero
esta vez elige que el lirismo module definitivamente sus versos.
Los tiempos actuales exigen para su relato un
cronista cínico, cree Salas Astorga. Por eso se calza su escudo lírico y sale.
A matar o morir. En cualquier caso, con la artillería pesada de la poesía, esa
arma cargada de presente, que es lo que nos hace falta.
Un poema de
Para salir a matar
de Dionisio Salas Astorga
un 0800 para consultar
nuestra verdadera identidad
si somos hijos de nuestros padres
si los abuelos eran los lobos del cuento
si sus abrazos estaban manchados de sangre
si en cada cumpleaños era absurdo pedir un deseo
porque a otro buscaría el destino
II
un 0800 nos rescata de ser vendidos enteros
o por trozos
a países limítrofes las provincias hermanas
denunciar
al que nos viola
al amor que golpea
al vecino que ata a sus niños en el fondo del patio
a los hijos que atan a sus padres en el fondo del patio
al que abandona en una carretera a su mascota enferma
la desaparición de los que amamos
III
un 0800 atiende para consuelo de robos reiterados abusos
relativos al trabajo salud e higiene
el silencio
de miles de 0800
propone vacunas
ve el cáncer cérvicouterino (opción 2)
las drogas (opción 4)
infecciones de transmisión sexual (opción 6)
un 0800 nos aleja de la tentación del suicidio
nos obliga a aceptar la miseria propia y la ajena
nos deja esperando de pie desnudos con nosotros
entre las cuatro paredes de un mundo
al que nadie le contesta.
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