domingo, 29 de agosto de 2010

Biblioteca El Desaguadero: Diapasón, de Fernando G. Toledo


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Inauguramos el número 8 de la revista con un nuevo volumen de la Biblioteca El Desaguadero. En esta ocasión, se trata de la versión en formato PDF de Diapasón, volumen de poemas que publicara Fernando G. Toledo en 2002 por la Colección de Poesía Desierta, de la editorial Libros de Piedra Infinita (con diseño de Romina Arrarás).
Dividido en tres secciones, esta segunda obra poética del autor de San Martín proponía, en su primera parte, un Plano secuencia, con miradas reflexivas sobre la realidad cotidiana que rodea a un poeta. La segunda, sin dudas la más compleja, se titula El ansia y es un largo poema conformado por cinco poemas más breves, en los que las citas (a la manera de La tierra baldía, de Eliot) le dan al discurso poético un relieve politonal que busca ser perturbador. Para el final, el autor propone sus Repeticiones, poemas en los que reaparece la reflexión sobre el propio ejercicio de la escritura y en la que se sugieren algunos sonetos (en este caso, sonetos de verso libre) que puede prefigurar los poemas que aparecerían en el libro posterior de Toledo: Secuencia del caos.
A continuación, y para conocer más de Diapasón, ofrecemos una esclarecedora reseña crítica del poeta José Luis Menéndez, publicada en 2003 en el Diario Uno.


Transparencia y lucidez

Por José Luis Menéndez

Poesía reconcentrada y filosa, que no admite distracciones ni prisa. Lo mismo que si fueran alfileres ocultos en el almohadón de una silla, los poemas de este libro se juntan, con todo disimulo, metidos entre hojas pequeñísimas, austeros de extensión, leves de carga, para turbar la paz de los lectores desprevenidos. Este Diapasón resulta, pues, inaccesible sin una predisposición al esfuerzo recreativo y al propio compromiso de quienes hayan de leerlo, porque sus cuerdas producen muy pocos acordes consabidos o neutros, muy pocos versos obedientes al mandato de los sonidos que ya se conocen de memoria. Cada poema contiene, por el contrario, una nueva sorpresa, una revelación lúdicamente escondida.

Se trata, además, de un libro bien demostrativo de los nuevos conceptos que hoy inciden con intensidad dentro del género. Poetas anteriores lo han sido con la idea de que escribían por algo y para algo. Hoy tal cosa parece innecesaria. No para que la poesía se calle (aunque se nutra de silencios) sino para que puje y se disperse (aun como en Toledo, con giros de aparente inocencia) hacia otras búsquedas y otras insinuaciones.

Súbitamente, un poeta joven y cercano protesta contra quienes, desde grandes sitiales, han escritos para otros «las cosas que él necesitaba», y lo han puesto en un tiempo que «no le pertenece». Siente, por lo tanto, el hecho de escribir como una vía para su inserción en un espacio que todavía no existe. Y entonces, con la naturalidad de quien mira cada soledad desde la suya, de quien contempla simplemente la hierba, pero hasta enverdecerse los ojos, Fernando escribe desde la Nada, sabiendo, además, que lo hace casi seguramente para Ninguno.

Su poesía, adquiere, de tal modo, una transparencia exquisita. Y se instala en el plano que sugiere uno de sus referentes visibles: Issa, el gran maestro del haiku: «En este mundo, encima del infierno, viendo las flores». Dicho de otro modo: una poética indiferente a la vaciedad de las salas, incrédula de las propias palabras como constructoras de virtud, pero consciente de que basta que un cuerpo se desnude para que recobre su forma verdadera. Acosada, en suma, por grandes dudas ontológicas, pero serena y digna.

El poeta se apoya, en su camino, sobre una palabra tutelar, una especie de piedra que se llama silencio, y que paradojalmente libera en su caída otras palabras –efímeras y dudosamente necesarias, pero inevitables– en el agua del poema. Deducir entonces: la poesía que nunca habrá de ser oída, es silencio. Un silencio barroco, pesado. Pero nunca vacío sino interrogador. No el silencio del cual «se parte», como un gran desconocimiento originario, sino el silencio del futuro, es decir, aquél adonde «se llega» luego de probarlo todo. El llanto de un bebé –«ese gesto aún sin domar de la especie», como dice el mismo Toledo– que algún día habrá de transformarse en el eco de todas las palabras que han trazado su olvido. Una fervorosa desazón, o el hombre que un día se vuelve incapaz de reconocerse.

Obra, en fin, provocativa y coherente, estructurada desde una vigilia racional, y resuelta sin artificios ni vacilaciones. Escrita con el mismo encanto de quienes van dejando de nombrar las cosas, por primera vez.

9 comentarios:

Damián dijo...

como me suele suceder, leí un poema antes de ser atacado por una avalancha de realidad: pañales, milanesas, cuadernos de jardín, Flaubert (estoy estudiando)

pinta bien el libro. prometo una mirada un poco más sesuda, pero después de leer "Primera Persona", que si no Hernán me mata en cuanto pise mendoza.

abrazos desde San Juan

Hernán Schillagi dijo...

Damián: veo que te tomás tu tiempo para leer los libros, ya que "Primera persona" te lo di en ¡noviembre del año pasado!, ja. En fin, nada te obliga. ¿O sí? ;-)

Hernán Schillagi dijo...

Fernando: este arduo y largo trabajo de editores tiene su rosas y sus espinas.

Cuánto trabajo hace 8 años armando a mano libro por libro. Discusiones con el diseño, cómo plegar las solapas, cómo quedarían mejor los lomos, cómo abaratar los costos, etc. Es más, recuerdo que luego de imprimir las doscientas tapas(subrayo que era la época de la crisis) tuviste que tirar tu impresora a la basura agotada y rota.

Sin embargo, cuánto placer al ver cómo iban naciendo en medio del Zonda esos libros del desierto. Presentaciones, voces tímidas que le pedían permiso al silencio y los libros que se iban en cuentagotas con algún lector/cómplice.

Mucha tinta y papel ha pasado por las cunetas y ya estamos a punto de publicar el décimoquinto de la editorial con el hermoso (y rabioso) "Tupé" Rubén Valle.

Por suerte ahora, la tecnología nos da esta posibilidad de "exhumar" (término austeriano) "Diapasón" así es puesto de nuevo en consideración.

Me da mucha alegría.

Damián dijo...

ajaaa! por fin aflora el despechado que llevás dentro!!!

no, en serio...

soy medio antojadizo con las lecturas, las que puedo hacer por placer entre las que tengo que hacer por obligación...

perdón...

¿recibiste el mail que te mandé?

Mauro Matos dijo...

Si se aceptan criticas benevolas, daré la mia. Y no desde el anonimato .
La poesia del Sr. Toledo demuestra una premura y una solidez gramatical muy fuertes. Una reconocible limpidez a la hora de leerla. Es impecable su elaboración y su conjunción. Es prolija en definitiva. Me bajé el pdf y caigo en cuenta de todo esto. Mas como reflexión final entiendo q es una poesía muy común, de lo mas común. Por ello termina generando algo mas que NADA.
Mi intención no es ofender, solo exponer.
Saludos.
Muy buena la revista.

maría josé p. dijo...

hola

"Pero hay una música
Y la luz sostiene todavía los objetos"

...versos que quedan resonando... miradas que descubren otra cosa entre las cosas comunes, leo mucha poesía y estoy sorprendida. No esperaba que un libro de descarga gratis me dejara pensando versos por horas, me recordó a momentos a Ana Gorría -o al revés. ¡gracias y felicitaciones!

Vatespañol dijo...

Late una poesía enorme en este libro que a poco de descargar he leído vorazmente. La sección "el ansia" es intrigante, pero es la que más me ha gustado.Gracias por hacernos conocer estos versos de Diapasón.Excelente bitácora, por cierto.

Anónimo dijo...

Confieso que llegue a esta entrada por error pues estaba buscando información sobre la pelicula Diapason de Polaco.Pero soy muy lector de poesía y me bajé el libro. Lo leí de un tiror sin pararme de la silla. He quedado impresionado por la calidad de los poemas. Seguré leyendo. Muchas gracias. Dónde puedo leer más poemas de este autor? Edu Sanchez

Fernando G. Toledo dijo...

Gracias, Edu Sánchez. Perdón, pero recién veo tu mensaje. Si aún te queda la osadía o la inconsciencia de querer leer más poemas, aquí te paso mi página
Saludos.