jueves, 12 de noviembre de 2009

Éramos tan inéditos

O cómo publicar sin libro



por Hernán Schillagi

Ayer nomás, llevar unos escritos al papel, esperar que la imprenta convirtiera -en un pase mágico- nuestro pequeño hato de ilusiones en un libro era al menos un acto monumental. El «esfuerzo mancomunado» entre el autor y la editorial siempre era digno de destacar en las presentaciones. Ni hablar cuando una revista literaria solicitaba a un poeta en ciernes algún escrito y como a los 6 meses lo veía publicado, para alegría de la abuela y alguna tía, pero con errores. Así y todo, estos pasos en la penumbra iban sacando al poeta joven de su estado de oscura ineditez.

Sin embargo en estos tiempos, la situación ha mutado. Los poetas que no tienen un libro como soporte de su obra entraron sin aviso en una metamorfosis, cuya forma difícilmente sea reconocida con la palabra «inédito». La tecnología 2.0 ofrece, entre otras cosas, la posibilidad de tener un espacio virtual en menos de 5 pasos; donde los poemas, microficciones, anécdotas, diarios íntimos, fotos, videos y hasta la biblioteca de Alejandría tienen entrada. «A falta de papel, buenos son los blogs», dice Patricia Slukich en una nota reciente. Pero ¿es sólo por el alto precio de una edición convencional que los poetas eligen los blogs para expresarse?

Las ediciones de poesía rara vez superan los 500 ejemplares. Se sabe que con este número nuestros nietos tendrán con qué taponar sus puertas cuando por fin se derritan los casquetes polares. Pero en realidad, las tiradas son mucho más cortas. Las hay de 50, 100 y 200 libros, o por pedido. El riesgo es grande y los lectores pocos y hasta desconfiados. ¿Quién es éste que me quiere vender un libro tan chiquito al precio de una entrada de cine?, se preguntará más de un «consumidor». Por el contrario, un poeta blogger se encuentra hoy con una realidad mucho más auspiciosa. Tomemos, por caso, el ejemplo de una lectora porteña de El Desaguadero, Paola Ippolito. Su blog personal de poesía y relatos tiene más de 100 seguidores repartidos en todo el país, Latinoamérica y España; y cada vez que «cuelga» un poema a la semana unos 50 lectores le han comentado, con mejor o peor criterio, su texto. Pero con la edición tradicional de un libro, quizá sólo la hubiesen leído su familia, amigos y algún conocido. Todos con un dejo de forzada piedad.

La poeta Irene Gruss se queja con razón por el tema de posicionarse rápidamente como escritor gracias a las nuevas tecnologías: «En esto veo una diferencia acentuada con la generación anterior, que tuvo que pagar un gran derecho de piso para acceder a publicaciones. Me pregunto qué pasará con esa política de la inmediatez dentro de algunos años, cuál será su trascendencia», inquiere con firmeza. Está bien su postura, pero como decía la canción fuimos «héroes por una vez». Aunque no para siempre. Todavía persiste en nuestro recuerdo cuando con Cecilia Restiffo nos pasábamos noches enteras plegando y engrampando hojas para una revista literaria en la Facultad de Filosofía y Letras, o cuando caminábamos por todo el centro para conseguir apenas dos auspicios, ya que el resto salía de nuestros magros bolsillos de estudiantes. No obstante si hubiesen existido en los ’90 los medios digitales de la actualidad, jamás hubiéramos dudado en utilizarlos.

También Santiago Llach nos avisa: «Lo mejor que le pasa a la poesía argentina lo hacen blogueras, fotógrafos y narradores (…) ¿Dónde están los mejores poemas actuales? Posiblemente en breves posts en prosa que se descubren saltando por los blogs». Sin embargo va más allá el escritor, ya que reflexiona que todo lo que se publica virtualmente es poesía, menos los poemas: «La poesía viene mal cortada» Todo un signo de los tiempos.

Por lo tanto hoy publicar en papel (ya sea en libros, revistas, demos, antologías, ¡¿plaquettes?!) ha dejado de ser un valor, al menos como se lo consideraba en el siglo XX. No me atrevería a pronunciar en la actualidad que bloggers como Paula Seufferheld, Sergio Pereyra (redactores de esta revista), Bibiana Poveda y Débora Benacot –que aún no han visto impresos sus primeros libros individuales- sean autores inéditos. Sus escritos se van construyendo, interviniendo y haciéndose a la vista de todos, ¿qué es, entonces, más «público» que eso?

Al mismo tiempo, la arbitrariedad de la materialización de un libro es dejada de lado por la maleabilidad de lo virtual. El escritor tracción a tinta muy pronto deberá desviar la mirada de las complacientes pelusas de su ombligo, porque en realidad son los lectores los que han cambiado, los internautas que «surfean» por la web, como dice Beatriz Sarlo, sin profundizar en las aguas de los discursos electrónicos. Sin embargo, ¿qué lector de los «antiguos» leía un poema e inmediatamente le escribía una carta al autor? La opción «comentarios» en los blogs invita a los visitantes a reflexionar, a criticar y proponer cambios. ¡Se acabaron las jerarquías poéticas de marfil!

«Siempre se dice que cada nuevo ‘movimiento artístico’ debe crearse también un público ‘nuevo’ que pueda consumirlo. El público ‘viejo’ nada puede hacer con él», proponen Ana Mazzoni y Damián Selci en Poesía actual y cualquierización. ¿Será tan así en la red de redes? La brevedad del género lírico posibilita un acceso atractivo y fácil de asimilar. Tal vez algunos sigan apostando nada más que a la calidez de las páginas, miren de soslayo la incandescente pantalla y acusen a los neopoetas de virtualizarse por conveniencia y de entrar en el juego de intereses posmoderno.

Por el momento, sólo sabemos que la poesía vio luz y subió.


Algunos poemas blogger


HA LLEGADO LA HORA DE NACER

Una letra camina, violácea, enmudecida.
Se ilumina ante el silencio
que desata su cuerda.
Se transforma.Mutación aparente.
Ha llegado la hora, el tiempo de la audacia,
de ser y subsistir al desafío
del blanco papel entristecido.

Te exhortan los relojes a que nazcas,
y mueras y reencarnes en una y mil palabras
que laten bajo tierra,
plagadas de humedades,
afiebradas de anónimos excesos.


Tu máscara se agrieta de tanto renacer
y vuelves a ser letra sumisa por un rato,
violácea en un coágulo de sombras...
hasta que te despierten.


Paola Ippolito

*

DISTANCIA III

Como ese telegrafista
escucho sonidos largos y cortos.
La plegaria de tus palabras
se aburre antes de rozarme.

Y el telegrafista quiere irse
dejar de convertir ruidos
en rayas y puntos
terminar su té
salir
descansar su vista
en un árbol frondoso
o en la indiferencia
de dos palomas que comen
en el andén.
Quiere ajustar su bufanda
respirar hondo
treparse al frío de la tarde
llegar a su casa alta
y mirar cómo un rayo
corta los hilos de la estación.

El telegrafista y yo
sonreímos otra vez.
El fuego nos encuentra liberados
antes de irnos a dormir.

Paula Seufferheld, en Proyecto María Castaña

*

SOLO A VECES

no hay espinas
sabe bien el fruto
es suave el cielo de octubre
y amable la canción

a veces el camino
puede ser plácido

a veces
caminar y deslizarse
se confunden.

Sergio Pereyra, en Planeta Sergio

*

PERPETUA


Los muertos,
más en paz
-igual de muertos-.

Los monstruos
-como siempre-
vivitos
nefastos
impasibles.

Débora Benacot, en Caramelos en el frasco

*

SENSATEZ

imposible permanecer. lo más estable son las nueces que esparzo en los peldaños, para escuchar cuando se va lo que no acaba de subir.
estas ardillas despellejadas, entre la silla turca y los vapores de añejos disturbios, me susurran dentro de las cáscaras que soy una repudrición
de todas mis sensatas intenciones.

Bibiana Poveda, en Vía Pruna

23 comentarios:

Damián dijo...

Como siempre, una nota piola, con ganas de armar debate, planteando interrogantes que todo escritor autoproclamado debería plantearse. Y yo, que nado cada día más desconfiado y con menos certezas agregaría mil preguntas antes de ensayar una teoría.
La aplicación de los nuevos medios tecnológicos a la creación y difusión literaria es un hecho inevitable. Y como tal, genera detractores y adhesores a troche y moche, lo cual siempre es divertido de ver, pero un problema al fin. Uno nunca debería estar a favor o en contra de algo sin antes asumirlo como fenómeno REAL, tratar de entender sus causas, comprender el contexto a partir del cual se genera, y sobre todo, dilucidar qué es lo que verdaderamente está pasando.
Si hay algo que define a nuestro tiempo, es la multiplicidad. Yo no sé si estoy tan de acuerdo con que las generaciones anteriores hayan pagado mayor "derecho de piso" por el hecho de no contar con las tecnologías con las que contamos hoy. El proceso de convertirse y asumirse un escritor es individual, y tiene que ver con encarar un oficio, tener un mensaje, y no con una cierta cantidad de libros publicados o de visitantes en un blog. AHora, si hablamos de la inserción del escritor en cierto circuito de lectores, en cierto "mercado", sí es cierto que nuestra era favorece y facilita la difusión. Pero solo eso. Y vuelvo a la noción de multiplicidad.
Uno espontáneamente se pregunta: ¿cuántos escritores hay? ¿cuántos blogs "literarios" surgen todo el tiempo? ¿lo virtual o lo material? ¿libro o blog? yo tal vez me preguntaría: ¿qué características definen al lector de nuestro tiempo? ¿por qué se prefiere una pantalla a un libro? ¿qué se lee en un blog? ¿se lee? ¿el comentario, que con el libro también estaba permitido, pero como era cara a cara era demasiado compromiso, se hace por qué?
Me animaría a ensayar una respuesta:
Creo que las ediciones digitales son una nueva herramienta. Nada más. Un nuevo espacio para ocupar, que abre la puerta a propuestas diversas que cada uno sabrá juzgar, o que el capricho del mercado sabrá organizar según quién sabe qué criterios.
Creo que el libro no se va a morir. Después de pasar por la Feria, acodado más que nada en el espacio Indy-gentes, creo que hay gente que sigue apostando al libro, como formato, pero también como portador de un sentido específico: el libro aísla, monotoniza, nos obliga a dejar de lado, a enfocarnos: la tecnología tiende a todo lo contrario, y el ser humano precisa de ambos estados, supongo, para mantenerse equilibrado.
creo que, como siempre, hay cosas buenas y malas dando vueltas. que el surgimiento de una nueva herramienta siempre da lugar a esto. Muchos de nosotros sabemos que, trágicamente, la capacidad económica es inversamente proporcional al talento, y desconfiamos de los libros hermosamente publicados, acusándolos de antemano de engaño colorido.
Pero lo más importante me parece que es esto: en una pantalla, en una plaqueta, o libro, o pared, o donde sea, el poema carga con una esencia ineludible: ser palabra, ser lenguaje. Ningún soporte nos puede librar de eso. Y está en nosotros cambiar la cabeza (la nuestra primero, la del mundo si es posible). Cada quien tiene derecho a utilizar el medio que mejor se le ocurra para difundir su palabra. Y cada quien tiene la obligación de ver más allá del soporte, enfocarse en el texto, en la palabra, y ver qué hay con eso.

Damián dijo...

(continúa... si ya sé, es un choclo)

Si se me permite, el texto tiene la virtud de subsistir por fuera de su soporte, de su materialidad.
Es cierto que se complementan, que se aportan rasgos entre sí. Pero un buen poema, escrito a mano en una servilleta, con mil fotos en un blog, en un libro de imprenta, o en un libro hecho a mano, o en una plaqueta, o en una hoja de poesía, o en un mensaje de texto... es un buen poema y punto. Y con los malos pasa lo mismo: aunque el poema lo vistan de seda... lo que cambia en definitiva es el lector, que valora tal o cual soporte y descarta otros. y decide invertir su tiempo en tomar un libro o "surfear" 50 blogs simultáneamente.
se me hizo un quilombo en la cabeza, mal!)
mejor dejo aca, a la espera de alguna otra voz que me ordene y tal vez me encause un poco. Saludos para toda la gente de la revista, con una cuota de disculpa: mientras ustedes se presentaban en la Feria, mi familia y yo partíamos para San Juan raudamente, escapandole a la madrugada en la ruta.
D

sergio dijo...

No sé, seguro que sólo tendré una respuesta más o menos decente de aquí a una o dos semanas, cuando la tormenta haya pasado. Por lo pronto se me ocurren un par de cosas: la primera es que todavía no me habitúo demasiado a la lectura frente a la pantalla. O sea, generalmente paso los ojos por encima. Para mí la lectura onda y reflexiva (en la medida de mis posibilidades, claro) sólo sucede en papel, lápiz en mano. La segunda, agradecer esta inclusión en la lista de los éditos virtuales.

Periquito Lasabrosura, poeta brujo. dijo...

Esta bueno el arículo, aunque yo como poeta blogger en algo disiento. ¿ Por que habriamos de salir a la luz, si el anonimato es mas sabroso, mas de ensueño, mas emotivo y aventurero ? Prefiero la ineditez pecaminosa y abolutamente solitaria de la publicación blog antes que como usted muy bien dice, "mi libro sostenga el mueble de un nieto que perdió una pata y ya no puede sostenerse". Slds y felicidades.
¡ queda invitado formalmente a mi blog ¡

Hernán Schillagi dijo...

Damián X2: gracias por tus extensos y muy bien pensados comentarios.

La "inevitabilidad" de la tecnología es lo que realmente nos ocupa. Si algo sabemos, en cuanto a la digitalización de la literatura, es que va a suceder. Ya están los e-books que pesan menos que un celular, no cansa la vista la pantalla y cabe en la palma de la mano. Con el detallito de que podés tener casi 2000 libros en ese breve aparato. La cuentas dan por donde lo mirés.

Pienso en cómo se leía antes y durante la aparición de la imprenta. Se leía en rollos (cartapacios), todos sueltos en una venta con gente alrededor (recuerdo un par de capítulos de El Quijote). Tal vez, en esa época se pensaba que la "nueva tecnología" (el libro) venía a individualizar la lectura, aislarla.

Pero quiero ver el lado positivo: un autor que escribe periódicamente en un blog y que nunca ha llevado al papel sus textos, está muy lejos de ser un autor inédito (en la concepción tradicional). Eso hace de los blogs algo más que una "nueva herramienta", como decís. El mismo S. Llach dice que la nueva poesía tiene otro formato y son los que proponen la digitalidad.

Aceptemos que el lector en gran medida ha cambiado y tenderá a ser otro muy diferente en menos de 10 años. Todos los que rondamos los 30 tenemos una pata en cada siglo. Es por eso que veneramos al libro, lo hacemos un fetiche (¿Quién no?)

La experiencia de las editoriales artesanales es una realidad (hermosa, estimulante, promisoria), pero de ningún modo pone en duda el boom de la virtualidad. Si no hubiera sido por los sencillos programas de diseño (corel, publisher) y las impresoras multifunción; ninguna editorial pequeña (incluso la mía y la tuya) hubiera podido existir.

Creo que estamos de acuerdo en muchas cosas, y eso lo confirma que esta charla la estamos teniendo por un medio virtual. Lo más importante es que la poesía ha sabido mutar y, con el advenimiento de las nuevas tecnologías, dejó de ser la Cenicienta de la literatura para pasar a tener un protagonismo muy fuerte y auspicioso.

Hernán Schillagi dijo...

Sergio: tomé ejemplos cercanos como dos redactores de esta revista y algunos lectores, ya que no puedo considerarlos inéditos: no de los virtuales ni de los concretos.

Sé de tu gusto por leer blogs, como también sé que imprimís la mayoría de los posts y los leés a tu ritmo, y no a la velocidad del cíber o el link lateral que te "tienta" a rajarte a otra página o chatear.

Creo que las lecturas "reflexivas" no sólo son posibles en los blogs, sino que es el lugar propicio donde hacerlo. Repito la pregunta: ¿Qué lector de libros de papel se cartea asiduamente con el autor? Al mismo tiempo, no puedo negar que la "lectura no tiene" sus virtudes: tiempo lento y profundo, relecturas, etc.


Sin embargo, eso casi le da el tiro de gracia a la poesía, la redujo a su mínima expresión: a que sólo la leyeran los mismos poetas.

Hernán Schillagi dijo...

Barbado: totalmente de acuerdo con tu objeción. En una primera época (yo empecé en el 2004) casi todos firmábamos con seudónimos y hasta se llegó a pensar en una vuelta a los tiempos de los juglares que "cantaban" anónimamente. Nadie sabía lo que era un "blog" ni para qué "servía". Luego fue el boom hasta que facebook y twiter lo desbancaron rápidamente.

Ahora es tiempo del repliegue y, a la vez, momento de "poner en valor" esta posibilidad virtual que nos da la web y hacerse cargo desde la marginalidad. Por eso que ponerle "nombre y apellido" a los post vuelve a tener un sentido. Pero respeto a los que optan por el camino del seudónimo para subir sus escritos sin temor a que los plagien. Es un acto de confianza en el otro que aún me emociona.

Hernán Schillagi dijo...

Quiero darles la bienvenida a Marisa Pérez y a Julieth Olaya, nuevas seguidoras de El Desaguadero. Más ojos atentos para esta revista. Se agradece.

Damián dijo...

hablando de lecturas virtuales y divulgación...

el docente Horacio Potel de la carrera de Filosofía de la UBA enfrenta una demanda del abogado apoderado de la Cámara Argentina del Libro por su trabajo de divulgación de escritos filosóficos de Nietzche, Heidegger y Derrida en la web.
Se lo acusa, atajate esta, de atentar contra leyes de "Fomento del Libro y la lectura" y leyes de derecho de la propiedad intelectual (siendo que la muerte de Nietzche ocurrió hace más de 70 años, que es el período de protección estipulado por la Ley)

Además de esto, se ha cerrado el sitio BiblioFyL, una iniciativa de los estudiantes de la UBA de digitalizar la enorme masa de apuntes de las carreras "Humanas", con el fin de favorecer la circulación de libros imposibles de conseguir, incluso en la misma biblioteca de la Universidad.

Qué loco no...


(pasen por mi blog, hay más información y maneras de sumarse a la causa en favor de Horacio Potel)

Fernando G. Toledo dijo...

DAMIÁN:
Según sé, Potel fue sobreseído y ello abriría las puertas para la restauración de Heideggeriana y la página de Derrida.
Saludos.

Bibiana Poveda dijo...

¡EPA!!!!!! Juro por... a ver... la poesía completa de Pizarnik, que nunca me imaginé aparecer por aquí...
Lo único que me resta, es agradecer por la reflexión. En estos momentos no estoy andando mucho por los blogs, ni si quisiera por el mío, y hoy me en.sorprendí.
(uy, tengo que seguir leyendo porque está super meduloso el desaguadero)
Saludos, y ojalá puedan venir al encuentro de escritores en Maipú.

Paula Seufferheld dijo...

En mi caso me siento "absolutamente moderna" -como reclamaba Rimbaud- en el mundo blog al publicar de esta forma mis poemas. Me encuentro muy cómoda con la "maleabilidad" del formato de la que habla Hernán. Gracias a esa flexibilidad, elasticidad, o como quieran llamarla, puedo intervenir los textos las veces que quiera. Generalmente estas "intervenciones" las hago a partir de los comentarios públicos/publicados o privados -mensajitos de texto, conversaciones- de mis seguidores. De hecho, el poema que aquí aparece tiene tres intervenciones desde su publicación original.

Al mismo tiempo que soy "absolutamente moderna", mi otro yo, mi señorita Hyde, esa Pepita Grillo que me hace ruido, me vuelve "increíblemente clásica": sí, señores, quiero, algún día no muy lejano, publicar en papel. Me hace ilusión la idea de mi primer libro. Ya siento una sensación de auténtico orgullo al imaginar ese lomo humilde con mi nombre y el de mi poemario -ya lo tengo, pero es uno de mis secretos mejor guardados. (Sergio, si lo buchoneás "te schiaffo"). Richard Rorty, interesante teórico literario norteamericano, 100% pragmático, daba entre las utilidades de la literatura la de nivelar muebles rotos o viejos. ¿Y si mi librito en 50 años le sirve a mi sobrino para que la mesa no se le de vuelta? No me molestaría demasiado. Quizás me jodería más si se convirtiera en material bibliográfico de una aburrida monografía.

Anónimo dijo...

Como todo avance tecnológico, el blog tiene sus pros y sus contras.
Internet nos da información en cantidad y en menos tiempo. Hay ciertos autores que son difíciles de conseguir o que con los que rara vez nos encontremos en algún rincón oscuro de una librería. Gracias al blog, accedemos a lo que se está gestando, a las nuevas producciones. Nos contactamos con gente de todos lados y ahí se produce un intercambio.
Pero vale destacar que de todas esas cosas que encontramos, pocas veces nos detenemos y la lectura se vuelve superficial. El libro demanda el tiempo para sentarse, sentir la hoja en la mano y recorrer el poema de arriba abajo, sin tener que bajar la barra con el Mouse. (Ahora entiendo a Sergio, que imprime los textos, para después poder darnos buenas críticas.)

Algo positivo del blog, es que da posibilidades, no implica los costos elevados de las publicaciones en papel. El arte necesita de un receptor; el poema debe ser recibido por un lector. Más allá del soporte, la comunicación escritor – lector se da e incluso, está la posibilidad del intercambio directo. Los comentarios son muy importantes y es algo que hasta ahora no se había dado.

También es buena la consideración de que si todo el que publica es escritor. ¿Cómo saberlo? ¿Basta tomar una lapicera o, en todo caso, teclear algunas palabras? ¿Una publicación alcanza para considerar a alguien escritor? Hay tantos libros con los que uno se topa y jamás entiende por qué se han publicado.

En fin, no podemos condenar al blog, ni tampoco exaltarlo. Es una forma más y ayuda a la difusión, pero no hay que dejar de lado las publicaciones materiales. Como te decía Hernán, en el texto de tu blog, todo sirve siempre y cuando no sea lo único.

Saludos.

Hernán Schillagi dijo...

Bibiana: qué bueno que la sorpresa haya sido agradable.

No quiero ser reiterativo, sin embargo -sin haber "editado"- vas a participar en el encuentro de escritores de Maipú. De algún modo, eso viene a confirmar que el espacio web es una nueva forma de "encontrarnos", "public(it)arnos" y "leernos".

Gracias por entrar en la médula de la revista. Vas a ver que vas a hallar rosas y espinas (dorsales), pero que -como poetas- nos mantienen de pie.

¡Gracias!

Hernán Schillagi dijo...

¡Paula! Conozco poetas que editaron hace diez años su primer y único libro ¡Y no los leyó nadie! ¿Sin, acaso, más éditos que vos o Bibiana? Mmmmh...

Además, el nuevo modo de leer es el que realmente me atrapa: el blogger publica el post (poema, prosa, foto con epígrafe, qué yo más) y el visitante tiene la posibilidad de sugerir modificaciones.

Cuando hace 8 años empecé con la editorial, una de las cosas que más me gustaba era poder estar en la "cocina" de un libro. ¡Ahora el blog es el restaurant de la literatura! Escriban poemas, "poesías", prositas, divagues cotidianos.

Espero anhelante ese "primer borrador" de tu poemario, pero con la alegría de que ya fue leído y comentado por muchos.

Hernán Schillagi dijo...

Antonella (sobrenubes): qué bien argumentado está tu comentario. Así y todo me sorprende que, siendo quizá la más joven que firma aquí, añorés el tipo de lectura tradicional.

Creo que me equivoqué en el espectro etáreo. Tal vez los lectores con los modos del siglo pasado todavía no asomen la cabeza. Pensaba que con tu veintipocos "flasheabas" con la web. Así y todo, me alegra que amés los libros de papel y tinta. Diría que son como talismanes que llevamos a todos lados y conjuramos la soledad y la chatura reinante.

Igual insisto que el blog no es una herramienta más. Poco a poco ha modificado la escritura y el modo de recepcionarla. Pero hay que dejar que pase el tiempo. Por suerte, toda la pavada hueca ha pasado al facebook.

Paula Seufferheld dijo...

Entonces, Hernán, ¿en qué se convertiría un poemario?, ¿en el último proceso de una cadena de elaboraciones previas? En mi caso, creo que todos los escritos poéticos que tengo publicados en el blog son borradores y no puedo dejar de pensar en el libro como un escalón superador. Allí los textos llegarán con un orden que no tienen en el espacio azaroso de mi página, pasarán por una etapa de revisión, corrección y supresión y, sobre todo, conocerán el valor imperecedero del papel, algo que todavía ninguna pantalla me puede garantizar.
Lo de los lectores es cierto, es probable que mis poemas sean más leídos en el blog, pero también es cierto lo que dice sobrenubes, el libro permite esas innumerables relecturas, de arriba a abajo, en la mesa, en la cama, en el piso, en la reposera, que uno no hace en la pantalla. Además, siempre podemos marcar con lapicito ese verso increíble, esa imagen única, esa metáfora ingeniosa que queremos memorizar a fuerza de rayar y releer. ¿Acaso cuando algo nos gusta mucho de un blog no lo imprimimos? ¿O el Sergio y yo somos los únicos locos?

Sebastián Goiburo dijo...

Hernán yo creo que lamenablemente donde hay facilidad hay también fugacidad, donde hay autores por millones la cifra se reduce del lado de los lectores. La pantalla es incómoda, la publicación fácil, los contenidos en la mayoría dudosos y esto me recuerda lo que una vez nos dijo un profesor: entre tantas voces que quieren que las escuche no oigo nada.
Creo personalmente que la edición es un obstáculo para crecer (y también una selección darwinista con la que no estoy de acuerdo pero...) sigo creyendo en el papel.
Buena nota e interesante. Se nota en el blog la pasión que los une.

Hernán Schillagi dijo...

Paula:¿Será que a mí no me gusta/interesa marcar con lápizlapicera los libros? Veo un libro "rayado" y se me ponen los pelos de punta. Me gustan tanto los libros que no concibo tocarlo, sí leerlos hasta que se pulvericen como la flor de Pizarnik.

Aunque respeto y valoro ese tipo de lectura, sería lo más parecido a los comentarios de los blogs. Es una indagación inmediata a la lectura de tinta y papel.

Ah, sí. Sergio y vos son unos locos aunque no impriman los posts ;-)

Hernán Schillagi dijo...

Sebastián: estoy de acuerdo conque marea bastante la cantidad excesiva de páginas virtuals con poemas o textos pseudoliterarios. Así y todo, ¿pasaste este año por la Feria del Libro de Mendoza? Te aseguro que la hojarasca que había allí era para hacer una fogata que nos calefaccionaría todo el invierno próximo.

Tampoco, ahora, hay mucho criterio para editar. En el ensayo que cito "Poesía y cualquierización" (podés buscarlo en la red, obvio), se dice que actualmente cualquiera puede editar su propio librito. Las impresoras y los programas de diseño simples han logrado tener una imprenta en casa. Para bien y para mal, es cierto. Entonces, ya no es un "obstáculo" tan grande y complicado la edición: no hay editores que critiquen, no hay un costo elevado que haga pensar mucho al autor su obra, entre otras cosas.

Repito, me asombra que alguien tan joven como vos (que está lejos aún de los 25) apueste por la edición tradicional. ¿Será que los más veteranos nos maravillamos con las nuevas tenologías y para los jóvenes-jóvenes es un gritito más en el aturdimiento de la mercadotecnia? Da para pensar(me) mucho.

Gracias por tu valiosa opinión.

Hernán Schillagi dijo...

Amigos: quiero darles la bienvenida a Sobrenubes (Antonella) de Mendoza, como así también a Américo Triminio de las lejanas (y tan cercanas poéticamente) tierras nicaragüenses.

Paula Seufferheld dijo...

Yo los fotocopio para rayarlos , ja. Esa manía no la tenías. Con los libros además de tener un fetiche importante -como vos, amigo- los cuido con la manía obsesivo compulsiva que mi mami me heredó. ¡Pero necesito el papel entre manos! Y yo y un ejército más de fetichistasque venimos remando desde el códice para acá lo vamos a defender y, creéme, perdurará. No importa que en 50 años nos hallamos instalado un chip en el cerebro para comunicar poemas telepáticamente. El papel y las nuevas tecnologíasseguirán conviviendo. Es paradójico,pero nunca como ahora han existido tantas editorialesy cantidad de libros publicados.¿Quién los lee? ¿Sobre qué se publica? Da para otra reyerta. Lo cierto es que la industria editorial crece cada día.

Sebastián Goiburo dijo...

Jaja me reí mucho con este de rayar los libros. Tengo amigos que sí lo hacen y siempre me tacharon (a mmi y no a mis libros) de histérico-obsesivo por no concebir siquiera la idea de anotar sobre ellos. Tanto fue así que llegué a replanterme el caso pero escuchando a Hernán me traquilizo, al menos alguien comparte esta manía jaja.
Che muy lindo el blog, que crezca, que crezca.