martes, 15 de julio de 2025

Fri, de Rubén Valle: cuando las palabras se mueven al ritmo del jazz




El sello editor Libros de la Piedra Infinita, de la provincia argentina de Mendoza, acaba de distribuir esta flamante entrega del reconocido autor local, segundo título de su serie Yaz, iniciada en 2024 con Mud.

por Luis Benítez

Libros de Piedra Infinita, la editorial fundada en 2002 y dirigida por los también autores Fernando G. Toledo y Hernán Schillagi, incluyó recientemente en su catálogo una nueva obra del poeta nacido en San Martín —provincia argentina de Mendoza— en 1966, titulado Fri. Esta reciente colección de poemas de Valle continúa la temática inaugurada por su anterior entrega, Mud (2024), donde el espíritu y el ritmo particular del jazz campean por sus fueros, inteligentemente empleados por el poeta como soporte y contraseña de su poética, caracterizada por la originalidad y el tono sostenido de cada una de sus piezas. Es de resaltar lo poco común que resulta, al menos en lo más reciente de la poesía argentina, que un creador consagre una etapa de su obra a seguir una línea específica de alusiones. Valle comprometió su trabajo a concretar una trilogía en torno a esta propuesta, lo que hace esperar a sus lectores ya una tercera secuela de su apuesta temática.

Treinta y cuatro poemas, cuyos juegos de alusiones y elusiones se ensamblan —con una concreta maestría autoral— para brindarle al lector un corpus único y sin fisuras, estructuran el poemario que nos ocupa. Su destacable factura habla a las claras del buen oficio de Valle, atentos como estamos quienes conocemos sus obras a su destreza para emplear estrategias discursivas que, partiendo de una premisa general, disparan polisemias capaces de romper lo unívoco e ingresar en la sensibilidad de quien lee, generando simultáneamente una empatía no menos remarcable.

Esta complicidad con el lector establecida por Rubén Valle, a modo de un puente verbal entre lo que ha escrito y lo que recibe y traduce a sus códigos propios aquel que recorre las páginas de sus poemarios, posibilita un franco acceso a cada pieza, sin perder de vista lo antes señalado: cómo el conjunto exhibe una unidad estilística y referencial que no decae a lo largo de toda la obra.

Conocedor de que en poesía el «tema» es una excusa del género para mostrarnos su singular universo, Valle es bien capaz de partir del jazz para referirse a las tópicas universales que animan la tradición del verso, sin desviarse en ningún momento de la relación establecida con la disciplina musical que ha elegido.

Así la vida y la muerte, el amor y el desamor, la justo y lo injusto, el tiempo sucesivo y la eternidad, entre otros referidos, tienen oportunidad de surgir una y otra vez —con graduada intensidad— en esta cincuentena de páginas, sin que la brevedad expositiva sea obstáculo para mostrar y demostrar la intensidad y la hondura de lo alcanzado por el poeta en su nueva entrega.

Al respecto, señaló ante la aparición de este segundo título de la trilogía Yaz el poeta argentino Sergio Morán (Mendoza, 1979): «Rubén Valle alcanza en este libro momentos que concentran toda su poética: intensidad y equilibrio. Una intensidad que no precisa de experimentos formales porque toda la fuerza está puesta en las imágenes : contrastes expresados en antítesis, paradojas, hipérboles, todo sirve. Casi como en el jazz... Fri es un juego que indaga sobre lo que pueden hacer el sonido y las palabras cuando se mueven».

Como lo particulariza Morán, en Fri las palabras se mueven y lo hacen porque gracias a Rubén Valle es que cobraron vida.

El autor


El escritor y periodista Rubén Valle nació en la provincia argentina de Mendoza en 1966. Anteriormente ha publicado los libros de poemas Museo Flúo (1996), Los peligros del agua bendita (1998), Jirafas sostienen el cielo (Libros de Piedra Infinita, 2003), Placebos (2004), Tupé (Libros de Piedra Infinita, 2010), Grietas para huir (Libros de Piedra Infinita, 2012, edición digital), Lo negro de la nieve & otros poemas así (2018), La lengua del ahorcado (2019), Ojodrilos (2021) y Mud (Libros de Piedra Infinita, 2024). Integra las antologías de poesía Promiscuos & Promisorios, La ruptura del silencio, Martes literarios y Poesía en Tierra.

Su narrativa breve incluye Desperté en el bosque después de haber soñado un bosque (2013) y La medida de lo posible (2015), ambos publicados por Ebook Argentino, y Modo luciérnaga y Cono del silencio, editados respectivamente en 2020 y 2023 por Ediciones Peras del Olmo.

En 2020 crea Quizás Quizás Quizás (QQQ) junto al músico y productor Alejandro Moyano. Un proyecto musical donde desarrolla su faceta como autor de canciones, plasmado en el disco Bucle (2022). Ha trabajado en varios medios periodísticos de su provincia (Diario UNO, Los Andes, MDZ online, entre otros). En la actualidad es Secretario General de Redacción de diario mendocino Los Andes y dicta talleres literarios.

martes, 1 de julio de 2025

La historia de un poema de Laura Martín Osorio




por Laura Martín Osorio
Especial para El Desaguadero

En 2020, había empezado a escribir una serie de poemas que pretendía formaran parte de un mismo libro, que tendría a diversas niñas como protagonistas. A veces me sucede así: compongo algo, luego agrego otro texto y, si consigo cierta armonía tonal, sueño con el conjunto… A finales de ese año, me mudé de casa. Fue un cambio bello y significativo, había deseo puesto allí, cada movimiento acarreaba alegría y cansancio, y desplazaba cualquier otro proyecto a un segundo plano...  

Cuando por fin logramos trasladar cada bártulo, instalar la biblioteca y descansar, pude notar que las noches sonaban distintas en esta parte de la ciudad. Dormía, sí; pero me despertaba con un chirrido metálico que no lograba identificar. ¿Rasguños, tal vez? Sí, sobre una superficie resistente. ¿Alguien pediría auxilio en la oscuridad? Sí, estaría atrapado en un espacio asfixiante, pretendiendo escalar para poder salir. Insistía. Noche tras noche, el rumor volvía. Comencé a imaginar a un ser muy pequeño que vivía en las cañerías y que me llamaba, que me buscaba en medio del silencio y yo, cobarde, no podía levantarme de la cama para salvarlo.

No sé cuántas veces se repitió esta escena hasta que descubrí de qué se trataba, no sé si una de esas mañanas escribí el poema de un tirón a modo de conjuro, o si fue después del hallazgo que lo puse en palabras. No lo recuerdo. Fue a formar parte de ese libro de poemas que había temporalmente archivado; se integró a ese grupo de niñas, pero no por mucho tiempo... Había algo peculiar en él, que se abría camino en otra dirección. ¿Podría convertirse en libro álbum?

Lo compartí, entonces, con una ilustradora de Córdoba, Cintia Gassmann —a quien había conocido a través de las redes sociales en 2021—, con cuya estética dialogaba La niña de las cañerías. Ella se entusiasmó. Empezamos a conversar a través de Instagram, luego fuimos al correo electrónico, después a WhatsApp y, finalmente, concretamos una primera reunión a través de Meet para avanzar de manera sincrónica. Las palabras y las ilustraciones empezaron a establecer un diálogo singular, se iban amalgamando para expresar algo juntas. 

Un día Cintia me contó acerca del Certamen Literario Luis de Tejeda, que ese año —2022— convocaba a la categoría «álbum ilustrado». Decidimos presentarnos, pusimos manos a la obra para que cada página de la propuesta cumpliera con las expectativas. Para nuestra enorme felicidad, y la de La niña de las cañerías, ¡obtuvimos el primer premio!

Quién iba a pensar que esos temores ante lo nuevo terminarían transformándose en algo tan bello. El libro me ha traído grandes alegrías, vínculos preciosos y la oportunidad de compartir con otras personas lo que antes era solo un murmullo. A veces, cuando lo leo en voz alta, siento que aquel diminuto ser encontró por fin una salida, una tierna canción de cuna y un coro que la acompaña. Y yo, que le temía a la oscuridad, hoy siento que no estoy sola y que le puedo cantar en compañía al miedo hasta hacerlo desaparecer.


Ilustración de Cintia Gassmann



La niña de las cañerías 

De la casa nueva me gusta todo
menos la noche

hay una niña 
en las cañerías
(no se lo he contado a nadie).

La escucho 
me despierta a los gritos
rasca el metal. 

Me tapo con las sábanas
me aferro a mi osito
aprieto los ojos.

Debe ser muy pequeña
como una pelotita de ping pong
manos blancas 
que no saben escalar
ojos redondos
que escupen círculos de papel
y una boca de pez sol.

No sé por qué me llama a la noche
por las mañanas la busco
pero ya se ha ido.

Estoy juntando coraje
en un cofre
cuando lo haya llenado
me animaré a levantarme
en medio de la oscuridad
para cantarle una canción de cuna.


Laura Martín Osorio ha publicado los libros de poesías Bombos y poetas (2021), Por la cañada del arroyo seco (2022), Desde mi ventana (2023), Los viajes de Juanita Rodamundos (2024), y los fanzines Asterisco (2021), Cuatro estaciones en Lago Belino (2022) y Un día de invierno (2024). Obtuvo el primer lugar en el Premio Tejeda 2022 por el álbum ilustrado para las infancias La niña de las cañerías (2023).